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La primera derrota sitúa a los amarillos en la realidad

  • El tropiezo inesperado frente al filial del Betis revela que la temporada no va a ser un paseo

A nadie le gusta perder. Y menos cuando la caída es inesperada como la del pasado sábado ante el filial bético. El Cádiz ya ha tocado todos los palos posibles de una competición. Cinco victorias, un empate y una derrota que le ha relegado a la segunda plaza de su grupo después de haber disfrutado las mieles del liderato durante cinco jornadas.

La vida es un continuo aprendizaje. De los tropiezos se pueden extraer lecturas positivas si se saben detectar las deficiencias y se ponen los medios para paliarlas. La primera es que la primera derrota liguera llega con tiempo suficiente para corregir errores y situar al equipo en una realidad hasta ahora no vivida en las seis jornadas anteriores. La Segunda B no va a ser un paseo, todo lo contrario, y quedar campeón de grupo se presenta como una tarea harto complicada.

Los amarillos deben apretar los dientes y estar preparados para las batallas como las del último duelo, porque más de un equipo planteará los partidos a cara de perro, sin dejar jugar, con continuas interrupciones y la idea fija de anular al cerebro del Cádiz.

Oli desveló su secreto después del partido: "Sabía que teníamos que parar a Carlos Caballero y lo conseguimos, apenas entró en juego". El cuerpo técnico cadista debe saber que los rivales van a destruir todo lo que puedan y más y van a intentar neutralizar el juego de toque de los amarillos.

Un aspecto fundamentales el arbitraje. El del pasado sábado fue calamitoso y seguramente Chavet García se cruzará en el camino en más de una ocasión. La cabeza debe estar fría para no caer en la trampa, como le ocurrió a Fran Cortés.

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