Piragüismo

La plata no sabe igual que el oro

  • David Cal tuvo que conformarse con la segunda plaza ante la superioridad de Vajda · El K-4 de Manchón, quinto

El español David Cal se proclamó ayer subcampeón olímpico de C-1 1.000 metros al quedar en segundo lugar tras el húngaro Attila Vajda, que logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín, en una regata grandiosa con un igualado final entre ambos.

Cal se despidió del reinado olímpico de la distancia de 1.000 metros con una regata grandiosa, en la que traspasó los honores de campeón olímpico al húngaro Vajda. El vigente campeón mundial salió en la final por la calle número cinco, la adjudicada al mejor tiempo de los participantes, consciente de que se presentaba un duelo particular con el gallego.

El inicio fue una fulgurante arrancada del uzbeco Vadim Menkov, en cabeza hasta la mitad del recorrido para acabar desfondándose al final, sin entrar siquiera en podio. Cal y Vajda ya partieron igualados desde las primeras paladas. El español pasó sexto y el húngaro octavo por los primeros 250 metros.

Cal fue el primero en acometer una progresión que le permitió cruzar la mitad de recorrido en segundo lugar, por detrás de un Menkov que ya empezaba a pagar su esfuerzo. A Vajda se le atisbaba en sexto lugar.

Empezó entonces el rugir de una fiera del piragüismo, para el que había llegado el momento de cumplir con el sueño de todo un ciclo olímpico. Pero Vajda llegó a Pekín con un compromiso añadido, el de proclamarse campeón olímpico para dedicarle el oro a Gyorgy Kolonics, el medallista húngaro fallecido este verano a causa de un infarto, con cuyos éxitos ha crecido Attila.

Los 200 metros finales desencadenaron ya una pugna titánica entre dos deportistas de una misma generación. Buscó Cal el asalto al liderato de la prueba, que se le resistió durante los 1.000 metros, pero la fortaleza del húngaro resultó incontestable. El canadiense Thomas Hall obtuvo la medalla de bronce, mientras que el alemán Andreas Dittmer, subcampeón olímpico de la distancia hasta el día de ayer, fue octavo. El medallista olímpico en cinco ocasiones y poseedor de ocho títulos mundiales, se despidió así de una competición que recordará, quizás, como su mayor decepción desde la llegada a la elite. El germano no se clasificó para la final de C-1.500.

La otra embarcación española participante en la penúltima jornada de la competición de piragüismo, el K-4 500 de la sevillana Beatriz Manchón, Jana Smidakova, Sonia Molanes y Teresa Portela, logró el quinto puesto, que les permite repetir el diploma olímpico conseguido en Atenas 04.

Las alemanas, vigentes campeonas olímpicas, lograron revalidar el título, por delante de sus principales rivales, las húngaras, mientras que las australianas se colaron en el podio al conseguir la medalla de bronce, desplazando a las polacas, candidatas a la tercera plaza, al cuarto lugar.

Manchón, Smidakova, Molanes y Portela hicieron una buena salida y se mantuvieron en los puestos perseguidores del dúo formado por alemanas y húngaras, que libraban su particular regata. Consiguieron las españolas pasar cuartas a mitad de prueba, a un puesto del podio, que en ese momento incluía a las polacas.

Ese era un resultado previsible, pero los 250 últimos metros ofrecieron una remontada de las australianas que les aupó a la medalla de bronce, y desplazó a las polacas al cuarto lugar y a las españolas al quinto, repitiendo el diploma de Atenas.

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