Estaba claro que el rendimiento sería diferente cuando los efectivos fuesen recuperados. El San Fernando es consciente de que tiene jugadores determinantes cuya ausencia se nota en demasía y de que la cosa cambia radicalmente cuando estos comienzan a entrar en el equipo. Es el caso de Tati Maldonado. Sin estar del todo bien, cualquier pincelada, cualquier momento o cualquier diablura desestabiliza un partido, desatasca un compromiso y, de paso, da los tres puntos.

El de ayer, el primer partido del año en casa, no fue un encuentro para recordar, ni para volver a ver en vídeo, ni mucho menos. Solamente tuvo eso, pinceladas, momentos puntuales y saber que estando los que tienen que estar las posibilidades de triunfo se multiplican por cien, o por mil.

Por ello, de inicio la Lebrijana fue un equipo antipático, complicado, difícil y, en muchas ocasiones, demasiado rudo. Sin mostrar un juego fluido, el San Fernando era muy superior a su rival y eso se traducía en que era cuestión de tiempo que la balanza se decantase por los locales, que la fruta madurase para caer en el cesto, que el viento soplase en dirección azul.

Y ocurrió en la primera jugada de peligro. Había transcurrido casi media hora de juego sin sobresaltos más allá de las intenciones que mostraban Maldonado y Ñoño en sus acciones. Y fue precisamente en un pase magistral del primero, que dejó al segundo en la mejor de las opciones para cruzar el esférico ante la salida desesperada de Iván.

Con el tanto, los isleños rompían la baraja, abrían el partido y hacían que su rival perdiese el encorsetamiento en el que navegaba en busca de una igualada que significaba casi un triunfo para ellos.

En el minuto 33, José Luis derribó claramente a Tati Maldonado cuando este se disponía a rematar un centro raso de Ñoño, invirtiendo los papeles del gol, pero el colegiado hizo mutis por el foro e ignoró la situación.

Parecía que iba a ser coser y cantar, pero nada más lejos de la realidad. Lo peor para los isleños fue irse al descanso con la mínima ventaja porque eso agrandaría, con el paso de los minutos, la posibilidad de empate de los lebrijanos. Y eso que lo intentaron los de Masegosa, principalmente en el minuto 48, en un remate del incombustible Maldonado a pase de Casabella, y en el 71, en una jugada ensayada que tuvo un primer intento por parte de Carlitos y un segundo de Ale Granado en el que se marchó el esférico fuera por muy poco.

Era de esperar que los minutos finales fueran de presión de los visitantes, en busca de su oportunidad, y lo cierto es que a base de faltas en el centro del campo y balones a la olla los lebrijanos inquietaron pero no en exceso.

El partido terminó como había empezado, bastante extraño. En una contra, cuando expiraba el choque, Dani Martínez se escapó en solitario, dribló a Iván en su salida y cuando solamente tenía que rematar a puerta estampaba el cuero en el cuerpo de Juande, al que le había dado tiempo de llegar a cubrir la portería. Inexplicable fallo y acto seguido finalizó un partido con el que se inicia el año y en el que, lo mejor sin duda ninguna, fueron los tres puntos que se cosecharon.

San Fernando CD: David Zamora, Nano (Sergio Iglesias, 75'), José Mari, Ale Granado, Adrián, Casabellla, Carlitos, Dani Martínez, Chapi, Ñoño (Mario, 85') y Tati Maldonado (Jesús, 77'). Lebrijana: Iván, Miguel Ángel, José Luis, Juande, Samuel, Enrique, Luis Alberto (Alberto 83'), Dani (Fernando, 88'), Reales, Juanfran e Ismael (José Mari, 53'). Gol: 1-0 (27') Ñoño. Árbitro: León Pacheco (malagueño). Amonestó a Chapi, Tati Maldonado, Casabella, Dani Martínez, Ezequiel (en el banquillo), Iván, Miguel Ángel, José Luis, Enrique, Dani, Reales, Juanfran y José Mari. Roja directa al visitante José Mari (78'). Incidencias: Unos 1.000 espectadores. Antes del comienzo del encuentro se le dio un homenaje a Monchi, que fue nombrado Embajador Azulino Universal