No sólo se borraron algunas estrellas, sino que también el público parece haber dado la espalda a los Mundiales de Moscú, pues las gradas, con la excepción de ayer por el reclamo de Isinbayeva, lucen vacías y sin pasión. "Da un poco de pena. Durante las entregas de medallas es como si hubiera cinco personas y tres perros", dijo la alemana Christina Schwanitz, plata en lanzamiento de peso.

No es la primera que muestra su decepción por la triste imagen que muestra cada día el estadio de Luzhniki, cuya capacidad es de 80.000 personas, pero que fue reducida a 50.000. "Esto está muerto", se quejó el dominicano Félix Sánchez, bicampeón olímpico y mundial de 400 metros vallas.

Si el ambiente en las tribunas es frío por las tardes, en las sesiones matinales resulta helador. Recordar la pasión mostrada por los británicos en Londres 2012 es comparar la noche y el día, lamentan los atletas. "Es como ir de cien a uno", aseguró el fondista mexicano Diego Estrada. "Parece que estamos en un entrenamiento".

Muchas figuras se cayeron de la lista de participantes por lesión -David Rudisha, Yohan Blake o Blanka Vlasic-. A esto hay que añadir los escándalos de dopaje que han salpicado a Tyson Gay, Asafa Powell, Veronica Campbell-Brown, y a decenas de atletas turcos y rusos.

Ni siquiera el magnetismo de la superestrella Usain Bolt logró llenar el estadio para la final de los 100 metros del domingo. "Estoy serio porque creo que la gente en Rusia es más seria", reconoció Bolt tras colgarse el oro. "En Londres era distinto porque es una ciudad en la que hay muchos jamaicanos y el ambiente olímpico es muy divertido". El estadounidense Ashton Eaton también compitió durante los dos días del decatlón con los asientos casi vacíos. "Es un estadio bonito, pero no hay nadie dentro", lamentó.

Los organizadores rusos aseguraron que se había vendido el 80 por ciento de las entradas. Pero en los círculos de la IAAF se rumorea que esa cifra es muy inferior, no superando las 100.000, y que otros 240.000 pases se regalaron.

"Creo que no se promocionó bien", criticó la rusa Elena Sokolova, plata olímpica en longitud.