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Un partido marcado en rojo

  • Cristiano Ronaldo anhela ajustar las cuentas pendientes desde el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012

Cristiano Ronaldo esprinta en el entrenamiento de ayer en Sochi.

Cristiano Ronaldo esprinta en el entrenamiento de ayer en Sochi. / javier etxezarreta / efe

Enfrente estarán muchos de sus compañeros en el Real Madrid y varios de sus rivales habituales en la Liga. Por eso y porque nunca consiguió meter un gol a España, el partido de hoy en Sochi tiene un significado especial para Cristiano Ronaldo.

El partido con más cartel de la fase de grupos le ofrece al Balón de Oro la oportunidad de saldar sus cuentas con sus vecinos españoles. "Cristiano es un capitán extraordinario y un jugador extraordinario. Es un jugador decisivo, tanto dentro como fuera del campo", señaló ayer su entrenador, Fernando Santos, en una rueda de prensa en el estadio Fisht de Sochi. "Pero más importante que él o yo es el conjunto".

A pesar de su entrenador, Cristiano Ronaldo ha demostrado con hechos que es la pieza fundamental de Portugal. De Portugal o de cualquier equipo en el que juegue. Participó en 18 de los goles que hizo Portugal en la fase de clasificación, con 15 tantos y tres asistencias.

Sin embargo, ante España tiene una cuenta pendiente. Ha jugado en tres ocasiones contra ella en grandes competiciones: venció en la primera, pero cayó en las dos siguientes, cuando él era ya el gran referente del equipo. La victoria se produjo en la Eurocopa de 2004, cuando los lusos, anfitriones de aquel torneo, derrotaron a sus vecinos por 1-0 en la fase de grupos. Cristiano, entonces un habilidoso extremo de 19 años, hizo un gran partido.

La Portugal liderada por Luis Figo llegó entonces a la final del torneo. Dos años después, también viajó lejos en el Mundial de Alemania, donde perdió en semifinales ante Francia.

Fueron los últimos coletazos de la generación dorada portuguesa, que con su retirada dejó el equipo en manos de un Cristiano que crecía y crecía como jugador. El delantero dejó en 2009 el Manchester United para fichar por el Real Madrid y su figura se agrandó. Sin embargo, con la selección nacional le faltaba algo. Y ese algo chocó en dos ocasiones con España, donde jugaban muchos de sus compañeros o rivales en la Liga.

La primera vez fue en Sudáfrica 2010, cuando un gol de David Villa apeó a los portugueses en octavos de final. El disgusto de Cristiano quedó patente tras la derrota y, en un gesto desabrido, escupió frente a la cámara harto de lo que consideraba un ensañamiento con su dolor.

El 7 portugués estuvo muy cerca de tomarse la revancha dos años después en Donetsk, pero su equipo volvió a caer ante los españoles, esta vez por penaltis (4-2) en semifinales de la Eurocopa de Polonia/Ucrania tras un 0-0.

Cristiano no destacó en ninguno de los dos partidos. En Ucrania no pudo ni siquiera lanzar el quinto penalti en la tanda definitiva.

Los tiempos han cambiado. Ni España es el conjunto que deslumbraba al mundo en aquella época, en la que encadenó tres grandes títulos seguidos, ni Portugal carga con el síndrome del fracaso, pues llega a Rusia como vigente campeona de Europa.

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