Fútbol l Selección española

Una meta y tres caminos diferentes

  • Aragonés, Hierro y Villar regresan de Málaga cada uno por su lado y no cierran la herida con la Eurocopa en el horizonte

El triunfo de España ante Francia (1-0) no ha sellado la fractura abierta entre la Federación y el técnico Luis Aragonés, quien con sus declaraciones antes del amistoso provocó la enésima crisis en la selección.

El duelo ante los franceses en La Rosaleda quedó totalmente desvirtuado por esta circunstancia y un envite que se presentaba, en principio, propicio para una buena convivencia, ha resultado ser todo lo contrario.

La petición pública de Luis en conferencia de prensa, nada más llegar a Málaga, de que le destituyan antes de se conozca el nombre de su sucesor ha añadido más sal a una herida originada después de la derrota en Belfast ante Irlanda del Norte el 6 de septiembre del año pasado, en el primer partido de clasificación para la Eurocopa.

Desde entonces, los desencuentros entre el entrenador y los directivos han sido continuos, lo mismo que las salidas de tono de Aragonés, cuyo carácter se ha ido tornando de arisco a irascible a velocidad de vértigo.

En Málaga se pudo constatar que las divergencias han llegado a un punto de muy difícil reconciliación. Luis pide que le echen por algún motivo desconocido, aunque hay distintas versiones para explicar esa extraña actitud, y Ángel María Villar no le va a dar puerta hasta después de la Eurocopa.

Las continuas manifestaciones de Luis anunciando su fecha de caducidad tras la Eurocopa han desencadenado la grotesca situación. La Federación se ve obligada a trabajar en la búsqueda de su relevo con tiempo, pero si en alguna cosa tiene razón el entrenador es en que no es de recibo que la presentación oficial de su recambio se produzca antes del evento de Austria y Suiza.

No obstante, lo lógico hubiese sido que si algo o alguien ha molestado a Aragonés, este hablase directamente con el implicado para deshacer el entuerto, en vez de airear los trapos sucios en una rueda de prensa. Luis ha hecho lo contrario de lo que siempre ha predicado y lo hace con premeditación, buscando algún objetivo oculto.

El técnico y Fernando Hierro, director deportivo de la FEF, se vieron las caras en el hotel de concentración de la selección en Málaga después de la tempestad y antes del envite ante los de Raymond Domenech, pero no se cruzaron apenas palabras.

Tampoco lo hicieron en el viaje de vuelta a Madrid. En el Ave de las ocho de la mañana regresaron Ángel María Villar, Fernando Hierro y Luis Aragonés. Los tres embarcaron en el tren perfectamente distanciados entre sí y bajaron del mismo en Atocha de la misma forma, sin dirigirse palabras ni gestos.

A Aragonés, además, le sentó mal el madrugón en Málaga y se le pudieron escuchar desaprobaciones por la presencia de las cámaras grabándole en el andén de la estación de la capital andaluza.

Fueron imágenes claras de tensión entre cuerpo técnico y directivo, de que la crisis está en plena ebullición y de que cualquier circunstancia puede suceder en cualquier momento.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios