Deportes

Con martillo y cincel

  • El Cádiz sale de golpe de las zonas de descenso y promoción gracias a un agónico triunfo por la mínima, con un gol de Josete de falta que hace añicos el muro ultradefensivo del rival

Árbitro: Gálvez Rascón (madrileño).

tarjetas: Amarillas Granell (76'), Moke (89') y Jorge Luque (92'), por parte del equipo local; y Mejías (40'), Tapia (48') y Kike Alcázar (90'), por parte de la escuadra visitante.

gol: 1-0 (73') Josete El central lanza con fuerza una falta desde la frontal del área, el balón pasa entre la barrera y entra como una exhalación en la portería del conjunto visitante.

incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo tercera jornada del campeonato de Liga encuadrado dentro del grupo IV de Segunda B. Unos 5.200 espectadores en el estadio Carranza.

El Cádiz necesitaba un respiro en el camino de ese tortuoso peregrinaje por los bajos fondos de la clasificación. La semana que empieza será la más tranquila de los últimos meses, no sólo por el agónico triunfo, que ayer era sinónimo de oxígeno, sino por escapar por fin de las garras del descenso y de la promoción, al menos hasta la próxima jornada. La derrota del Sevilla Atlético ponía en bandeja a los amarillos la oportunidad de escalar dos peldaños de una tacada que aprovecharon, no sin sufrimiento, frente a un rival directo como el Villanovense, aunque la faena no era del todo redonda al no poder superar a los extremeños en el goal average (en la ida perdió el Cádiz por idéntico resultado).

El caso es que el inquilino del Carranza coge aire en la decimoquinta posición y ve la vida con una pizca más de optimismo. Pero la realidad es que igual que ganó pudo haberse quedado con un solo punto que a nadie hubiera extrañado visto lo visto sobre el césped.

Este Cádiz no es tan malo como el de la primera vuelta, pero ayer tampoco dio señales de ser mucho mejor. Quizás fue el peor partido desde el aterrizaje de Raúl Agné en el banquillo, pero no es menor cierto que la escuadra amarilla se encontró con adversario ultradefensivo que no sorprendió con su apuesta sobre el tapete y no ocultó su descaro por arañar un empate que a punto estuvo de rascar. Dadas las circunstancias, lo importante para el Cádiz era ganar y abrazó su objetivo en la recta final del encuentro gracias a una acción a balón parado, una de esas que tanto sirven para sumar puntos en la categoría de bronce. Josete se estrenó como goleador cadista en el momento más oportuno para derruir el sólido edificio construido por los pacenses alrededor de su portería.

Raúl Agné apostaba de entrada por Peragón y Juan Villar en punta, con Pablo Sánchez en la banda derecha y Calderón en la izquierda. Los locales llevaban la iniciativa en el juego pero se estrellaban contra el muro de su propia esterilidad y la telaraña defensiva de un Villanovense ordenado que se fue estirando con el paso de los minutos, aunque con escasos efectivos. Fueron los visitantes los primeros en ver puerta al cuarto de hora con un inocente disparo de Juan Carlos que apenas inquietó a Aulestia. El portero vasco tenía que emplearse a fondo en la siguiente acción para rozar el balón a lo justo en un tiro cruzado de Willy tras un error de Albentosa.

No ofrecían sensaciones positivas los pupilos de Agné, que además daban facilidades en la retaguardia frente a un rival con escaso empuje. Anxo, en el minuto 24, disparaba con fuerza dentro del área, pero la pelota, que apuntaba al fondo de la portería cadista, rebotaba en un defensa y tomaba otra dirección para fortuna de los anfitriones.

Casi media hora tardaba el Cádiz en dirigir el esférico entre los palos, cuando Javi Muñoz repelía un remate a bocajarro de Calderón, que había recibido un buen centro tras una meritoria internada de Juan Villar. El reloj se convertía en un enemigo más de un equipo amarillo que iba perdiendo la posición y la fe ante un rival cada vez más cómodo en su parcela, con cinco hombres pertrechados en la línea defensiva y otros cuatro por delante en el centro del campo.

Atrapados por la urgencia de la victoria, los gaditanos no se libraban de la pegajosa presión psicológica que suponía la obligación de ganar y eran incapaces de hilvanar acciones de peligro en ataque.

El guión no cambiaba en el arranque del segundo acto, con la diferencia de un inofensivo zurdazo de Fall que moría en las manos de cancerbero y un cabezazo de Pablo Sánchez que se marchaba alto.

El Cádiz seguía sin saber a qué jugaba, tenía la posesión de la pelota pero no sabía qué hacer con ella, no generaba ocasiones como para pensar que podía poner la salsa del fútbol. Al menos ya había despejado las dudas en la zona trasera y no daba concesiones a su oponente.

Agné recurría a la experiencia de Jorge Luque -sustituto de Fall- con media hora por delante para enderezar un rumbo extraviado desde el pitido inicial. El medio tenía la misión de hacerse con el control de la parcela ancha, propiedad de un inconmensurable Juan Carlos, que se estaba comiendo a Fall y Granell.

Pero el problema no sólo estaba en la medular. Ni un solo centro alcanzaba el área del cuadro pacense y cuando lo hacía la acuciante falta de gol hacía saltar las alarmas. La sequía propiciaba el debut de Carlos Álvarez -en lugar de Peragón- a veinte minutos del final del encuentro.

Los síntomas del enfermo amarillo no mejoraban y si llegaba el ansiado gol tenía que ser en una acción aislada o en una jugada de estrategia. Y así fue. El Cádiz conseguía abrir la lata fruto de una falta en la frontal del área -muy protestada por los jugadores del Villanovense- que Josete transformaba de un fuerte disparo raso tras colarse el balón entre las piernas de la barrera y sorprender a Javi Muñoz.

Los amarillos, sobre el césped, y los aficionados, en la grada, por fin respiraban aliviados. El gol, que por momentos parecía imposible, se había resistido 73 minutos, aunque tampoco es que el Cádiz hubiera acumulado méritos como estar por delante en el marcador salvo el dominio territorial. Los extremeños, con poco tiempo para la reacción, estaban a punto de pagar con la misma moneda, aunque Aulestia acertaba a repeler una falta lanzada por Óscar.

El Cádiz disfrutaba de un par de ocasiones, pero con la pólvora mojada es complicado. Agónica victoria, tres puntos, fuera del descenso, aunque el camino por recorrer estará lleno de espinas si el equipo amarillo no mejora sus prestaciones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios