"Es jodido para el grupo, pero importante para mí, algo soñado". Pese a la derrota, hay un jugador del Cádiz que no querrá olvidar el partido jugado en Melilla. Se trata de Dani Miguélez (Cádiz, 23/04/1985), portero canterano que en el Álvarez Claro vio cumplido su primer anhelo como profesional: debutar con el primer equipo. El joven guardameta, que no guarda precisamente un buen recuerdo de los dos últimos años, se estaba empequeñeciendo en la distancia que crea y agranda el banquillo para los hombres con guantes.

Javi Gracia ha dado toda su confianza desde el principio de Liga a Kiko Casilla, que fue expulsado el domingo, y el gaditano se había acostumbrado a ver cada encuentro sentado junto a los menos habituales. Ante el Melilla, cuando apenas quedaba media hora para el pitido final, Dani observaba, tal vez con recelo, cómo calentaban en la banda algunos de sus compañeros. Y por eso no vio la jugada que supuso la cartulina roja para el portero titular que defendía el color amarillo: su color. "Me cogió de imprevisto, cuando volví a mirar al campo le estaban enseñando la tarjeta", recuerda el joven guardameta. Tal vez fue el míster el que le despertó de la pesadilla y le abrió el camino del sueño: "A calentar rápido, llegó tu oportunidad…".

El canterano se cambió trémulo, pero las ganas de jugar pudieron lógicamente con los nervios. "Me metí en el partido rápido y tuve la suerte de estar acertado en dos o tres balones, parando incluso el penalti. Eso me dio confianza", asegura Dani, que estaba "convencido" de que "más temprano o más tarde" tenía que llegarle su "momento". "Cuando eres suplente sabes que si tienes que jugar lo vas a hacer cuando el portero titular se lesione o sea expulsado. Es triste como suena, pero es la verdad, y yo lo tenía asumido. Al saltar al campo, tienes que hacerlo deprisa y corriendo, sin calentar. Y eso no es saltar en las mejores condiciones, pero es lo que hay y bienvenido sea", explicaba sin olvidar su pasado en el Granada, "cuya cesión no fue nada provechosa para nadie, pero menos para mí". "Es una espina que aún tengo clavada", asegura.

Con 23 años tiene todo el futuro por delante. Y el futuro empieza el sábado, en el partido contra el Linares. "Qué mas se puede pedir que debutar en el Carranza un sábado de Carnaval, delante de toda tu gente, tu familia, tus amigos… Ahora que lo pienso, voy a tener serios problemas para conseguir entradas para todos. No, en serio, estoy muy ilusionado y ojalá nos salgan las cosas bien: a mí y al equipo. Tenemos todavía un buen colchón de puntos, pero no podemos ceder mucho más. Soy del Cádiz desde chico y lo importante no es mi continuidad, sino que el equipo ascienda".

Es del Cádiz. Y lo demuestra cada vez que puede. En el mercado de invierno, Dani se ofreció para recalificar su ficha y pasar a ocupar una del Cádiz B para dejar más margen de operaciones en el primer equipo. Pero la del sábado, es una "oportunidad más bonita" para demostrar que se le erizan los vellos con el ambiente del Carranza "Tengo toda la semana para trabajar y concienciarme de que voy a jugar, algo que sólo he podido hacer en la Copa Federación, ese torneo que nadie quería pero que para mí era una válvula de escape".

Dani cree que su debut "ha llegado tarde" porque siempre ha confiado en su trabajo. "Pero bienvenido sea", repite. "Yo estoy aquí para ayudar y ya digo que todo el mundo quiere jugar, pero lo más importante es que el Cádiz suba a Segunda A. Tras el partido contra el Linares, el míster decididirá quien volverá a ocupar la portería, pero a mí sólo me queda hacer lo que he venido haciendo hasta ahora: trabajar", dice sereno.

El gaditano, uno de esos porteros que se han hecho llegando a casa llenos de arena y con olor a sal, quería despedirse con palabras de ánimo para Casilla, su compañero y competencia: "Un mal día lo tiene cualquiera, y ya lo habrá olvidado. Son cosas que pasan y que nos pasan a todos. Son muchos partidos y en unos se está bien y en otros no tanto, pero es que eso de ser el último hombre…".