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La hora de una victoria grande

  • Vivo El Cádiz necesita ganar a la Real Sociedad en Anoeta para demostrar que aún tiene mucho que decir en esta Liga

Lleva el Cádiz dos temporadas y casi media sin dar una alegría auténtica a sus aficionados en sus desplazamientos, exceptuando algún que otro derbi provincial. Hoy juega en San Sebastián uno de esos partidos que pueden servir como punto de inflexión por lo numérico y por lo psicológico. Resultan inolvidables los triunfos conseguidos en la campaña del último ascenso en campos como el del Alavés o el Celta. Aquel Cádiz venció cuando más lo necesitaba y ante equipos que perseguían el mismo objetivo. Fue un golpe de autoridad ganar en Mendizorroza y también lo fue llevarse los tres puntos de Balaídos. Una gran base para lo que vendría más adelante.

Desde entonces, el equipo amarillo no es capaz de dar la talla cuando más se necesita. En Primera se recuerda una victoria en La Rosaleda que ilusionó a casi todos y otra en La Romareda, pero después no se alcanzó el milagro de la permanencia. Y el año pasado, cuando llegó el partido de la Nueva Condomina, que tenía que servir para engancharse con la cabeza, tampoco se estuvo a la altura de las circunstancias. Ganar hoy no significará meterse en puesto de ascenso y, si acaso, servirá para dar un salto significativo en la clasificación. Pero para la moral del Cádiz y del cadismo sería muy importante sacar los tres puntos de un campo como Anoeta. Motivos hay para ser optimistas, porque Antonio Calderón ha logrado a base de mucho trabajo convertir un equipo algo apático y timorato en otro radicalmente diferente. Ahora sabe a lo que juega y, con algunas lagunas por corregir, es un bloque que defiende y ataca en conjunto, que bascula como debe ser, con ayudas defensivas, con desmarquesý En definitiva, se trata de un equipo vivo. Nada que ver con el que deambulaba por la categoría de la mano de García Remón. Está costando mucho trabajo porque esta plantilla parece tener cierta tendencia a la amnesia a la hora de recordar ciertos conceptos del juego, pero este Cádiz invita al optimismo.

No hará muchos cambios Calderón para esta cita. Él mismo reconoce que es poco amigo de las revoluciones, sobre todo cuando ha encontrado un patrón después de muchas probaturas. Las lesiones y las sanciones le han dejado poco margen para la elección al hacer la convocatoria, pero se entiende que es coherente que haya apostado por Cristian y por Raúl López como los laterales titulares después de varias jornadas en las que eran Vella y Gonzalo Vicente los elegidos. Todo cae por su propio peso.

En el resto del campo sólo se dará el cambio obligado de Bezares en el lugar de Diego Rivas. El linense garantiza trabajo y oficio en el centro del campo y no debería resentirse el entramado general amarillo por la ausencia del jugador cedido por la Real. Hay que esperar que Fleurquin haga su trabajo destructivo en la medular y que la gente de arriba esté inspirada para aprovechar los contragolpes que deben darse. Como en Gijón, el Cádiz será un equipo compacto y ordenado que sabrá esperar su momento para robar el balón y salir con rapidez, aunque también está programado para tocar y jugar con la ansiedad de un rival que debe demostrar muchas cosas delante de su afición.

Es una Real Sociedad convulsa por los problemas institucionales, algo ya felizmente superado en el club gaditano. Chris Coleman puede estar dando sus últimos coletazos como entrenador y los resultados en Anoeta no han sido del todo buenos, pero hace bien poco superó al Málaga por 2-0 y eso es un síntoma de que este equipo donostiarra que se ha amparado en la cantera para salir del pozo de la Segunda es un peligro para cualquiera, por más que ahora no esté entre los tres primeros.

Tiene gente importante como Garitano, Xabi Prieto o Aramburu, pero no destacan las individualidades en el conjunto vasco. Pero no es un día el de hoy para echarse a temblar por la historia que acompaña al rival. Más bien debe ser una jornada para hacer historia, para iniciar una remontada que termine con el Cádiz cerca de la cabeza antes de que finalice el año. Reclama Calderón tres triunfos consecutivos y no le falta razón porque para salir de abajo se necesitan arrobas de puntos y de moral. No se puede hablar de final, pero sí de una ocasión ideal para recuperar de una vez la autoestima, para igualar la puntuación de uno de los gallitos de la categoría y para avisar a todo el que lo quiera oír que este Cádiz ha vuelto y con muchas ganas de ser protagonista.

Lo de hoy puede ser un serio revés o un espaldarazo hacia no se sabe dónde. Por el bien del cadismo, ha llegado la hora de dar un golpe sobre la mesa y que Anoeta sirva como caja de resonancia en el resurgir de un equipo que todavía tiene mucho que decir.

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