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El hábito de jugar finales y perderlas

  • Los holandeses lloran por su tercera derrota en el pulso final por el título

Holanda cambia el naranja por el negro del luto. Robben y sus compañeros siguieron el domingo con mirada desolada la celebración de los jugadores españoles en el césped del Soccer City después de que éstos se coronasen campeones en el Mundial de fútbol de Sudáfrica.

El volante Wesley Sneijder, la gran figura de la selección holandesa durante el campeonato, no pudo contener las lágrimas. Y el trauma de perder una final mundialista por tercera vez en su historia tras 1974 y 1978 aplacó el orgullo de Holanda en un torneo que había marchado bien hasta el domingo. De hecho, el conjunto tulipán no había perdido ninguno de sus últimos quince partidos hasta la final. "No podemos decir ahora que estamos orgullosos del segundo puesto. Estuvimos tan cerca...", se lamentaba el defensa Joris Mathijsen tras el partido.

Todas las esperanzas de superar a la legendaria generación del fútbol total en torno a Johan Cruyff de los años 70 se desvanecieron con el gol de Iniesta. A cambio, en Holanda se volvía a hablar de la "maldición" del eterno número dos de los mundiales.

"Estoy muy decepcionado. Es muy frustrante perder poco antes del final", dijo por su parte Robben. El extremo del Bayern Múnich tuvo en el segundo tiempo dos grandes ocasiones de marcar que no pudo concretar. "Robben tuvo la copa en el pie", apuntaba ayer el diario De Volkskrant.

Los decepcionados jugadores de la oranje encontraron también pronto al culpable de su derrota. "Una final de un Mundial debe ser dirigida por un árbitro de nivel mundial, y no fue así", protestó Robben. "Lo habría visto incluso un ciego", dijo el arquero Maarten Stekelenburg sobre un supuesto error del inglés Howard Webb.

Incluso el técnico Bert van Marwijk se expresó de forma dura sobre el árbitro. "Estaba de parte de España", dijo el seleccionador, que se metió rápidamente la medalla de plata en el bolsillo tras la entrega de premios.

Mathijsen hizo más tarde un ejercicio de autocrítica para asumir la derrota. "Hasta ahora habíamos hecho un gol en cada partido del Mundial. Hoy no, lamentablemente. Pero el que quiere ser campeón tiene que marcar en la final", señaló el central holandés.

El diario De Telegraaf le dio la razón. "En 1974 fuimos los mejores. En 1978 éramos mejores. En 2010 no fuimos suficientemente buenos", apuntó el rotativo.

En Holanda, la alegría de los días previos por la tercera final en la historia del país dio paso en algunos lugares a la fuerte decepción, y en varias ciudades hubo disturbios y algunos arrestos.

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