Deportes

El genio que cambió el golf

  • Seve fue uno de esos pocos elegidos que hacen virar la vida deportiva de un país · Fue un ídolo en el mundo anglosajón

Fue el mayor obstáculo de su vida, mucho más poderoso que los bunkers que eludía magistralmente en sus años de gloria. Luchó, como siempre lo hizo, pero Severiano Ballesteros se rindió ayer finalmente, a los 54 años, ante las consecuencias de un tumor cerebral.

Ballesteros fue uno de esos escasos elegidos que cambian la vida deportiva de un país; uno de los cuatro o cinco nombres fundamentales que reescribieron la historia y le dieron peso mundial del deporte español.

Su sorprendente éxito en el Abierto Británico de 1979 y al año siguiente en Augusta lo convirtieron en un personaje altamente influyente en el "planeta golf". Tanto, que cambió la historia de su deporte.

"Ballesteros tiene serio derecho a ser considerado el golfista de mayor talento natural que haya jugado este deporte", aseguró en su momento The Sydney Morning Herald, que recuerda al español jugando alguna vez nueve hoyos en La Manga para terminar uno bajo par. Con un detalle importante: Seve había hecho el recorrido de rodillas.

El golf profesional se convirtió para él en pasado definitivo desde julio de 2007, cuando se convenció definitivamente de que no podía volver a lanzar la pelota con la maestría con que lo hizo en su juventud.

"En los 80, para jugadores potentes como Ballesteros el búnker era una irrelevancia. Hoy lo sigue siendo, porque ni siquiera llega a él", escribió con cierta crueldad The Observer acerca de la trampa de arena ubicada a mitad de camino del hoyo 1 en el Augusta National, un búnker que marcó las diferencias entre el Ballesteros pletórico y el de la decadencia.

Porque el golf moderno y el tiempo no perdonaron ni siquiera a una gloria como Seve, que en abril de 2007 se despidió del Augusta National con una tarjeta de 80 golpes. Sumados a los 86 de la primera vuelta terminó último, 96 entre 96 participantes.

Indigno final para un genio del golf moderno al que los dolores de espalda arruinaron el tramo final de una carrera en la que conquistó cinco Majors y un total de 50 torneos en el circuito europeo.

La decadencia llegó impiadosa y definitiva en la última década: su último título fue el Abierto de España de 1995, y el último corte clasificatorio que logró superar se remontaba a 2003. "Mi victoria es haber vuelto", alegó Ballesteros en 2007, cuando aún soñaba con mantenerse en el circuito.

Pero todo le estaba saliendo mal. En marzo de 2007 murió Fátima, su novia, en un accidente de tráfico. Tenía 29 años. Separado desde 2005 de Carmen Botín, hija del poderoso banquero español, Ballesteros estaba rehaciendo su vida, y creía que también su golf.

Sus dos Masters y tres Abiertos Británicos le dieron un aura de ganador, tan sólida como su carácter no precisamente afable, que lo llevó a ser más ídolo en el mundo anglosajón que en España.

El proyecto de jugar en el circuito de veteranos fracasó, debió cerrar su empresa de construcción de campos de golf y se ganó nuevos enemigos con la publicación, en abril de 2007, de su autobiografía.

"El golfista más creativo que he visto", dijo de Seve alguna vez Tiger Woods, por entonces número uno del mundo. Una creatividad imprescindible para un hombre que surgió de un entorno muy humilde, se hizo caddie en el exclusivo club de golf de Pedreña -una pequeña villa al sur de Santander- y, gracias al hierro tres que le regaló su hermano, amó al golf como pocos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios