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La fractura mental de Federer

Todo se torció desde el principio. Roger Federer debía ganar el Abierto de Australia para seguir optando al Golden Slam de tenis, pero cayó en semifinales. Nadie presagiaba entonces que el suizo sufriría un colapso en 2008.

Desde la derrota en semifinales de Australia hasta la de ayer en los cuartos de final de los Juegos han pasado muchas cosas, pero la principal se llama Nadal.

El suizo tenía la posibilidad de igualar lo hecho por Steffi Graf en 1988, cuando la alemana ganó los cuatro Grand Slam y el oro olímpico en Seúl.

Ni siquiera ganó el primero. Una mononucleosis debilitó al suizo y echó a perder, a la primera oportunidad, su carrera contra la historia. El primer título de Federer, que había ganado ocho en 2007, no llegó hasta Estoril, un torneo pequeño en el que se alistó para preparar Roland Garros.

Al igual que el estadounidense Pete Sampras, Federer tenía atragantada la arcilla de París, pero sobre todo tenía atragantado a Nadal. El español le había ganado los cuatro últimos años en Roland Garros.

El número dos era el claro favorito, sobre todo después de sus victorias ante Federer en Montecarlo y Hamburgo. Pero nadie presagiaba una derrota semejante en el partido por el título en París: 6-1, 6-3 y 6-0.

El golpe mortal, sin embargo, llegó dos semanas después. Federer estaba en casa, buscaba su sexto título seguido en Wimbledon y superar la marca del mítico Bjorn Borg. Enfrente, de nuevo Nadal. Después de 65 victoria seguidas sobre césped, perdió ante Nadal.

El tenis se preguntó si no había sido la mejor final de la historia, pero eso no era consuelo: el derrotado había sido él. "Probablemente es mi derrota más dura", admitió el suizo. "Un desastre".

En sus últimos años en el circuito, Sampras se olvidó del ranking y apostó por los Grand Slam. A Federer le quedan dos para alcanzar el récord de 14 del Sampras. Sólo tiene un problema: Nadal.

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