No es sencilla la situación actual de Antonio Calderón. El entrenador gaditano se hizo cargo del equipo en un momento delicado tanto en lo deportivo como en lo social y fue capaz de reflotarlo hasta acariciar la zona de ascenso. Por causas que se desconocen el rendimiento cadista desde el mes de enero no ha sido el esperado y ahora tiene que encontrar explicaciones ante la decepción general que existe en el cadismo tras el último resultado.

Es un hecho irrefutable que el Cádiz está ahora más cerca del descenso que de la zona alta y, resultaría muy incómodo y peligroso que el conjunto gaditano tuviera que afrontar el final de la temporada pasando apuros. Ayer se le preguntó a Calderón si sería un fracaso que el conjunto amarillo se viera involucrado en la pelea por no caer en el pozo de Segunda B y se mostró tajante para negarlo.

"Ahora mismo no pienso en eso, sólo estoy pensando en ganar al Éibar, pero no sería un fracaso. Como se ha dado la temporada, hay que estar contentos y satisfechos por lo que se está haciendo. Se han solucionado los problemas que había al principio, se han cambiado jugadores en invierno, han entrado jugadores de la cantera... Todos quieren subir a Primera, pero no es posible y no es una temporada fácil para nadie", comenzaba diciendo el técnico.

No es la primera ocasión en la que el técnico hace alusión a las circunstancias que se dieron antes de que él se hiciera cargo del equipo. Suena a evasiva y lo sabe, pero lo niega al profundizar algo más en su reflexión sobre lo que puede suponer una hipotética lucha por no bajar: "No es una excusa, pero el fútbol es un juego, y nadie te garantiza nada por llamarte Cádiz. La temporada es larga y no lo consideraría un fracaso para nada. Además, no me preocupa estar ahí porque veo al equipo preparado para todo".

Y todo viene por el resultado cosechado ante el Castellón, que ha desinflado las ilusiones del cadismo. Calderón entiende el efecto causado por este empate. "Aunque todos los partidos suman igual, en casa es diferente porque ilusiona más a la gente". El técnico lamenta que errores concretos en defensa y momentos de desconcentración pasen una factura tan alta a su equipo.

"Estamos marcados por jugadas puntuales que empañan todo el trabajo que se realiza. Somos conscientes de ello y estamos buscando soluciones para que no se repitan. El gol del Castellón es una jugada que tenemos trabajada, en un saque de banda, como en Salamanca. Hay que estar más concentrados, pero esto pasa en todos los sitios. El gol que le metió el Getafe al Madrid le pasa a un equipo entero. Hay que arreglarlo y en ello estamos".

¿Le preocupa más este aspecto o la falta de ideas que mostró el equipo en la segunda parte contra el Castellón? Según responde, ambas cosas: "Me preocupa que el equipo esté bien concentrado en todo momento y que contra uno menos no creemos más opciones. El Castellón lo hizo bien y nosotros estuvimos lentos, pero es la jugada del empate es lo que hace que todo se vea peor".

Explicó el técnico lo que buscó con el cambio de Dani en el lugar de Bangoura y desveló que se había planteado quitar a un defensa para meter a un delantero, pero prefirió no correr más riesgos de los necesarios: "Buscamos alguien con más movilidad. Cuando lo hicimos fue pensando que Dani iba a crear más problemas. Pudimos quitar a un defensa, pero cualquier contra nos podía hacer daño y no quisimos arriesgar más".

No confirmó la continuidad de Fran Cortés, aunque dice que "aquí el que trabaja tiene premio". Sobre cambios en el lateral derecho afirma que "ya están recuperados todos los centrales y César puede hacerlo por las dos bandas. No tenemos decidido qué vamos a hacer".