El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Deportes

Una flecha con piernas desiguales

El diccionario de sinónimos no alcanza a suministrar adjetivos bastantes para describir las hazañas de un velocista con una pierna más larga que la otra y con escoliosis que a partir de ayer puede estampar en su tarjeta de presentación: "Usain Bolt, atleta legendario".

En su cuarto año de gracia, Bolt, de 25, desarmó en el estadio de Stratford a quienes empezaban a dudar de su progresión, a quienes pretendían suplantarlo ya por su compatriota Yohan Blake, la nueva sensación del sprint. Bolt, cuya morfología (196 centímetros, 76 kilos) se adapta mejor al 200 que al 100, ha tenido que trabajar a fondo los desequilibrios de su cuerpo para alcanzar la excelencia en el sprint. La simetría perfecta no existe entre los seres vivos, pero algo inocuo para un charcutero es crucial para un velocista.

La pierna derecha de Bolt es 1,5 centímetros más corta que la izquierda y eso le ocasiona descompensaciones tanto en los primeros apoyos de la partida como en el impulso. Complicadas con una escoliosis, las tensiones le afectan, sobre todo, a la parte baja de la espalda, donde el jamaicano tiene su verdadero talón de Aquiles que combate a base de ejercicios abdominales y lumbares.

Su primera experiencia olímpica, a los 17 años, fue amarga. No deseaba ir a Atenas 2004, pero la convencieron. En las series de 200 metros notó un pinchazo y cruzó la meta andando. La prensa jamaicana se ensañó con él. Blando y cobarde, lo llamaron. Pasó una crisis de confianza, hasta que encontró a Glen Mills, el hombre que hizo del cristobalense Kim Collins, un peso ligero entre los velocistas (1,74 metros, 65 kilos), campeón del mundo en París 2003. Mills le encomendó al doctor alemán Muller-Wolhlfahrt, que le reveló su imperceptible cojera y le invitó a trabajar en ejercicios de compensación y a fortalecer la espalda. Bolt recompuso su cuerpo y surgió la supremacía. Logró mover sus largas piernas a la velocidad con que lo hacen otros velocistas más pequeños: he ahí el secreto del atleta-leyenda.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios