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Un derbi con aires renovados

  • El Cádiz olvida la derrota en Cuenca y encara el partido con el deseo de regresar a la senda de las victorias · Gracia recupera a Toedtli, que puede ser titular, y cita por vez primera a Erice y a Álvaro

El Cádiz regresa al Carranza después del traspié de Cuenca. No fue un buen partido, ni mucho menos, pero a pesar de haber sido el tercer tropiezo contra el mismo equipo, de nada sirve darle más vueltas al asunto. Anteriormente, el equipo había ganado los tres primeros partidos de la segunda vuelta y se presenta ante su afición nuevamente con las caras nuevas de Álvaro y de Erice, que se estrenan en una convocatoria, y con el retorno de Toedtli, que puede incluso ser titular.

Se trata de un derbi provincial, pero tiene poco que ver con el de hace dos jornadas. Y no porque la plantilla del San Fernando no haya pasado penurias como la del Portuense, pero el ambiente no será como el de aquel día, plagado de solidaridad. Afortunadamente, la situación del club isleño no ha llegado a un punto tan preocupante y el San Fernando aspira a alejarse de la zona baja dando la campanada en el estadio cadista.

Enfrente estará un Cádiz que ya no gana con tanta solvencia como hace varias jornadas, pero que tiene recursos para enlazar los triunfos sin necesitar que su juego sea una exquisitez. Cuando se midieron ambos equipos en Bahía Sur en la primera vuelta, el Cádiz también salía de una derrota contra el Conquense, pero aquella fue más dolorosa por el modo como se produjo y porque entonces el equipo no había demostrado que estaba un escalón por encima del resto de la categoría.

El resultado fue escandaloso en cuanto a goles y el entramado defensivo del equipo cadista comenzó a dar señas de fragilidad. Javi Gracia se puso manos a la obra para solventarlo y se puede decir que el Cádiz es ahora un equipo bastante más sólido, aunque por momentos reaparezcan ciertas muestras de debilidad.

Hoy debería verse de nuevo un Cádiz que lleve el peso del partido y que acose a su rival a base de velocidad en el toque, sin que ello le deje con las espaldas excesivamente descubiertas. No puede contar Gracia con Fleurquin, sancionado, que es uno de sus fijos. Está cuajando una buena campaña y alguien debe hacer esa labor de destrucción y, además, con momentos de bastante criterio en la entrega, algo que se le criticaba en campañas anteriores.

Teóricamente, el entrenador cadista apostará por una defensa con Cristian, Mansilla, Juanma Delgado y Raúl López, que vuelve tras cumplir un partido de sanción. Al jerezano se le echó mucho de menos en Cuenca porque el sustituto elegido por el entrenador navarro, David García, no estuvo a la altura. El valenciano está molesto con la prensa porque se siente maltratado y considera que no se le puntúa con objetividad. Hoy verá el partido desde la grada porque no ha sido convocado. El descanso le debería servir para meditar sobre el rendimiento que está ofreciendo, independientemente de que no esté jugando en su posición natural.

Lo más probable es que por delante de la defensa actúen Dani Fragoso y Ormazábal, quedando en la suplencia Erice, un especialista de esa posición que ha llegado en el mercado invernal. Para Gracia la posibilidad de incluir a Fragoso como pivote no responde a una solución de urgencia, sino que realmente considera que puede aportar muchas cosas en esa posición. Ormazábal tiene que despertar de una vez y ofrecer un partido convincente porque ha ido perdiendo credibilidad a pasos agigantados.

Lo más normal es que Enrique y López Silva se mantengan en las bandas y que Álvaro, otro recién llegado, espere su ocasión de debutar desde el banquillo. Fran Cortés ha superado unas molestias físicas y es casi seguro que mantendrá la titularidad en la mediapunta. No está tan claro lo que decidirá Gracia con el puesto de delantero. Si Toedtli ha podido entrar en la lista es porque está para jugar y a lo mejor decide que es más útil para el equipo que reaparezca actuando desde el inicio. Para Rubiato podría ser un golpe, pero es un hecho evidente que el equipo ha echado de menos al argentino. No hay lugar para el sentimentalismo.

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