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Una cuestión de gran necesidad

  • Alerta El Cádiz recibe a un Melilla también en crisis con la urgencia de ganar a toda costa para frenar su caída en picado

El grupo IV de Segunda B alcanza la 15ª jornada de Liga con un Cádiz-Melilla que nada tiene que ver con lo que a priori debía ser este encuentro entre dos gallitos, dos aspirantes a la zona alta, dos conjuntos que entraban en muchas quinielas para alargar su papel en la temporada más allá de la jornada 38ª. Pero la realidad es que amarillos y azulinos sufren una de las peores rachas que se les recuerda en los últimos años en la categoría de bronce, de ahí a que el objetivo actual de ambos sea salir de la zona baja, ya que el perdedor de hoy tendrá muchas opciones de cerrar el día en puesto de descenso a Tercera.

Con el sabor agridulce que dejó el estreno de Ramón Blanco en el banquillo cadista, principalmente por la derrota, el técnico gallego tiene ante sí una segunda oportunidad para demostrar que su equipo puede, y quiere, revertir esta situación, empezar a sumar de tres en tres, lo que no sucede desde hace algo más de un mes, y demostrar que no está tan muerto como lo pintan para el verdadero objetivo en la presente campaña.

Además de la labor de psicólogo iniciada la semana pasada, el preparador cadista ha estado durante los últimos días corrigiendo fallos y recalcando nuevos conceptos que deben presentar un Cádiz diferente, más sólido en defensa y con gol. Precisamente el ataque se ha unido en cuanto a males a los que presentaba la zaga, y esa mezcla ha dejado al equipo a las puertas de las últimas cuatro posiciones.

Uno de los aspectos en los que ha insistido el entrenador afecta al control de la ansiedad para medir correctamente los tiempos del encuentro. Precisamente será un factor que puede pasar factura a los dos equipos, ya que comparten una situación tan similar como inesperada. Y es que tanto el Cádiz como el Melilla han sumado cuatro de los últimos 18 puntos en juego, unos números más propios de la pelea por la permanencia que de optar a la fase de ascenso.

Lo que no podrá controlar Blanco es la reacción de la grada, que posiblemente registre menos afluencia que la última vez, aunque preocupante sería que a las primeras de cambio el choque se pusiera cuesta arriba, pues el público podría explotar contra su equipo y los dirigentes.

Si el Cádiz hace los deberes desde la base de ser un equipo equilibrado entre ataque y defensa, lo que le viene faltando desde la primera jornada, tendrá más opciones de quedarse con un triunfo que frenaría la caída en picado de las últimas semanas. Sumar los tres puntos alejaría el descenso y mantendría la esperanza de alcanzar cotas mayores. Perderlos de nuevo daría paso a un liderato que podría irse a 13 ó 14 puntos y a una lluvia de presión en forma de descenso que cada vez pesaría más a una plantilla que no está preparada para eso.

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