Julián Rubio verá cumplido al fin uno de sus sueños: dirigir al Cádiz. Anoche, justo antes de emprender en coche el viaje hacia la capital gaditana, el nuevo preparador amarillo atendió la llamada de Diario de Cádiz para explicar que "evidentemente soy realista y sé que la situación es delicada, pero estoy absolutamente convencido de que hay posibilidades de lograr la salvación, en caso contrario no aceptaría la oferta que me han hecho".

El preparador albaceteño reconoció sentir "una gran ilusión" por esta etapa que se abre y que promete emociones fuertes, ya que el próximo domingo el Cádiz tiene la primera de las tres finales que le restan de aquí al final del campeonato.

Al comentarle que llevaba mucho tiempo con ganas de entrenar al Cádiz manifestó que "podría decirse que llevo toda la vida deseando entrenar a este equipo".

Rubio, que aclaró que tenía mucha prisa por comenzar el viaje y que ya hoy podría hablar largo y tendido sobre sus intenciones, sí que mostró algo de ese carácter ganador cuando manifestó que "la situación es comprometida porque restan sólo tres encuentros, pero estoy convencido que de coger al Cádiz en una situación diferente haría un brillantísimo papel".