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"En casa se nota ahora más alegría"

  • Dumitru Rosu celebra su partido contra el San Fernando, "una tarde perfecta", pero se recuerda que ha de "seguir trabajando"

Es habitual verle ir de un lado para otro en El Rosal sin perder la sonrisa. Mirando a la cara, con la cabeza muy alta. Del campo de trabajo a los vestuarios, con una sonrisa. De los vestuarios al gimnasio, con una sonrisa. Del gimnasio a los vestuarios, con la misma sonrisa. Y por último, desde el vestuario al coche, con la sonrisa más importante: la que se lleva uno a casa. Hasta este pasado domingo sólo había sido una vez titular en Liga: en Granada y por la baja de última hora de Juanma, que sufrió unos problemas estomacales. Acumulaba cuatro encuentros en total, entrando desde el banquillo, y poco más de cien minutos en sus expertas botas. Ninguna tarjeta amarilla, ninguna roja... Apenas le daba tiempo de hacer ruido alguno en sus escasas apariciones.

Se llama Dumitru Rosu y es jugador del Cádiz. Ni los rumores constantes de su posible salida del equipo en el mercado de invierno hicieron mella en su talante. Siempre atento con la prensa, profesional en su trabajo... Se merecía un premio en forma de oportunidad. Y le llegó el domingo, contra el San Fernando. El líder volvió a ser el líder, sin Fleurquin y sin Carlos Caballero, pero el líder. Cuando había que matar el partido, ahí apareció el rumano con su instinto más asesino, un instinto que no se le había visto hasta ahora ni de lejos.

Salió al campo vestido de corto y empezó a pedir el balón. Nadie se lo daba. "¿Quién es éste?", pensaría más de uno sobre el césped y en la grada. Un buen pase por aquí, una ocasión por acá. Dos golazos. Si el partido estaba muerto es porque Rosu estaba muy vivo. "Bueno, la verdad es que trabajaba y trabajaba, pero no esperaba que me ocurriera lo que me ocurrió. Primero porque era difícil salir al campo, hay mucha competencia en este equipo, y luego porque no es fácil marcar, y menos de esa forma y en dos ocasiones. Me salió una tarde perfecta, estoy muy contento", resumía ayer Rosu con su habitual timbre de voz. Reconocible al cien por cien.

La sonrisa con la que el internacional rumano se dirigió ayer del campo de entrenamiento de El Rosal al vestuario, del vestuario al gimnasio y del gimnasio otra vez al vestuario, no era comparable con la que mostró al abandonar el vestuario hacia su coche: la sonrisa que se lleva a casa, la más importante. Un domingo inolvidable, un lunes distinto. "Duermo como siempre he dormido, pero en casa se nota ahora más alegría", confesaba ayer el futbolista amarillo. Y es que nada se contagia más que una sonrisa sincera."No perdí la oportunidad que me dio el míster, pero yo tenía la esperanza de disfrutar de un partido como el que jugué contra el San Fernando. Ahora, más tranquilo, sólo me queda seguir trabajando para tener otra oportunidad y ayudar al equipo en la medida que me sea posible. No se puede olvidar que el objetivo que tiene toda la plantilla es el ascenso a Segunda A, de donde nunca se debió salir", explicaba el rumano, implicado y alejando en todo momento su protagonismo de la actualidad amarilla.

Debe ser un impacto pasar de estar en la sombra a que te den un fogonazo en la cara, en el alma. "Al final, cuando gritaron mi nombre, me dio mucha alegría. Marcar dos goles en tu estadio, ante tu gente, y aportar para sumar tres puntos es algo muy bonito. En Granada también marqué un gol, pero era la Copa Federación y no es lo mismo que la Liga. No es lo mismo", recordaba Rosu parafraseando a Alejandro Sanz.

El bigoleador del pasado domingo confiesa que se sintió cómodo en el Carranza. "Me gusta jugar en la media punta o de segunda punta, más que en la banda", explicaba. Menos cómodo estuvo a la hora de celebrar los goles: "No estoy muy acostumbrado a marcar, pero el primero se lo dediqué a Juan Solla, con el que guardo una muy buena relación desde que llegué: me ayuda mucho. Y el segundo se lo dediqué a mi familia y a mi gente, a mis amigos. Me han estado llamando para ver cómo me van las cosas, porque la pasada temporada tampoco es que jugara mucho..".

A seguir sonriendo, Rosu.

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