Alex Acker condujo al Barcelona a las semifinales por el título de la Liga ACB con un partido sensacional ante un Iurbentia Bilbao que peleó hasta la extenuación, pero que acabó cediendo por 83-92. El escolta estadounidense demostró la calidad que le llevó a principios de temporada la Barcelona anotando 31 puntos con unos porcentajes excepcionales y alcanzando un 37 de valoración.

Al conjunto local le faltó cierto temple y el acierto habitual, sobre todo en casa ante un rival como el de ayer. Lo fió casi todo a Marcelinho Huertas (16 puntos, 11 en el último cuarto) y el brasileño no tuvo su día. Aunque sus penetraciones y los triples casi a la desesperada de Lucas Recker (6 de 10) fueron los que le aguantaron en un último cuarto de mucho atasco en ataque. Dos triples iniciales de Gianluca Basile y Acker ya avisaron de por donde iban a ir las cosas entre un equipo confiado en la ventaja que adquirió en el Palau Blau Grana el viernes y muy mentalizado para no dejar escapar la plaza de Euroliga que queda por adjudicar, y otro sin la frescura y la chispa de sus mejores días. Se fue rápido el Barcelona (0-8, 2-12) aprovechando los nervios y las imprecisiones rivales, pero reaccionó el Iurbentia (12-13) con Salgado en cancha hasta casi equilibrar las cosas al final del primer cuarto. En el segundo, los de Vidorreta incluso se adelantaron en el marcador (27-24). No obstante, Acker empezó a hacerse omnipresente y con 13 puntos en el cuarto volvió a dar la iniciativa a su equipo.

Tras el descanso, la tónica siguió siendo la misma de los minutos anteriores a él. Es decir, el Barcelona por delante y el Iurbentia luchando denodadamente para acercarse en el marcador. Llegó a ponerse a un punto (43-44) el equipo bilbaíno, pero de nuevo cogió la directa el conjunto azulgrana, esta vez de la mano de Roger Grimau (10 puntos, todos en ese tramo de partido) para abrir hueco hasta el 53-63 con el que se encaró el último cuarto. Vidorreta echó entonces mano de su casi inacabable arsenal táctico poniendo a su equipo en defensa zonal 1-3-1. Paró la anotación visitante, pero su equipo no cerró bien el rebote defensivo y las distancias nunca fueron peligrosas para el Barcelona, que acabó ganando con claridad (83-92).