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Una batalla campal en el recuerdo de todos

  • Suiza vuelve a medirse a Turquía tras el escándalo de Estambul en la clasificación para el Mundial · Los otomanos pierden al capitán Emre y los locales lloran a Frei

Alguna vez debían volver a cruzarse y lo harán nada menos que jugándose la vida en una instancia decisiva: Suiza y Turquía se verán las caras nuevamente tras el escándalo de la clasificación al Mundial 2006 y con la obligación de ganar si no quieren tener pie y medio fuera de la Eurocopa.

Ambos perdieron sus primeros encuentros en el torneo y la presión por conseguir un resultado positivo, fundamentalmente para los locales por estar en casa, empieza a hacerse sentir, aunque de ambos lados se han emitido señales de que el pasado no puede olvidarse pero bien pisado está.

Aquel partido clasificatorio para la Copa del Mundo de Alemania jugado en Estambul el 16 de noviembre de 2005 terminó con una batalla campal y varios jugadores suizos agredidos hasta por empleados del estadio.

"Los dos pueblos tenemos interés en demostrar que estamos aquí para jugar al fútbol", dijo uno de los símbolos de la selección anfitriona, Ludovic Magnin. "Venimos como amigos", se encargó de decir Fatih Terim, entrenador turco, que tuvo el detalle de escribir un e-mail a su colega helvético, Jakob Kobi Kuhn, para interesarse por la salud de su mujer, internada en grave estado.

Firmado en apariencia el armisticio, con la UEFA anunciando que no habrá medidas especiales de seguridad, en el St. Jacob Park de Basilea parece que habrá lugar sólo para lo más importante: el juego.

"El miércoles tenemos una final contra Turquía que necesariamente tenemos que ganar", resumió Kuhn, que deberá revertir el 1-0 en contra frente a la República Checa afrontando la baja más dolorosa de todas: la del capitán Alexander Frei.

El delantero sumió en la tristeza al país entero cuando se retiró llorando poco antes de que terminara el primer tiempo contra los checos al sufrir la rotura de los ligamentos cruzados de su rodilla izquierda.

Su reemplazante en la punta de ataque sería paradójicamente un descendiente de turcos, el joven Eren Derdiyok. El ariete del Basilea tiene apenas 19 años y sólo cuatro partidos internacionales en su haber.

Turquía tampoco es un lecho de rosas en cuanto a lesiones. El capitán, Emre Belozoglu, sufrió ayer mismo una rotura muscular y los centrales Gokhan Zan y Servet Cetin arrastran problemas en sus rodillas y tampoco podrán estar en el once titular.

Con bajas o sin ellas, los dirigidos por Terim deben responder al incondicional apoyo de sus seguidores, que estuvieron presentes en Ginebra el sábado en gran número.

"Nuestros hinchas esperan una reacción de nosotros. En el primer partido no rendimos lo suficiente", reconoció Hamit Altintop. El mediocampista del Bayern Múnich podría dejar el lateral derecho que ocupó en la primera jornada para regresar a su posición natural en la medular.

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