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Un armario con escaso fondo

  • El paso de las jornadas y las bajas ponen de manifiesto, cuando se entra en el tramo decisivo de la temporada, que la primera plantilla está demasiado justa de efectivos

Los números del Cádiz de Claudio Barragán no dejan el menor lugar a la duda. Su posición de líder, de número 1, se reafirma curiosamente con los cuatro dígitos que resumen sus menos de cuatro meses en el banquillo del equipo amarillo: 11-1-1, 34 puntos de 39 posibles, que no son ninguna tontería. Sin embargo, un lunar, responsabilidad del técnico si acaso sólo en cierta medida, se cierne como una sombra que acecha amenazante el futuro inmediato del conjunto gaditano. El paso de las jornadas y las bajas ponen de manifiesto, cuando se entra en el tramo decisivo de la temporada, que la plantilla está demasiado justa de efectivos. Y eso sí es un gran problema pensando en la lucha por el primer puesto -dando por hecho que la clasificación entre los cuatro de cabeza parece incuestionable- y en la posterior fase de ascenso.

Sin ir más lejos, esta semana a las ausencias seguras de Airam, por sanción federativa por acumulación de amonestaciones, y de Garrido, por lesión, se han sumado los problemas físicos de Andrés Sánchez, Mantecón y Jona -último en caer-, lo que ha propiciado que de un total de 19 jugadores del primer equipo por momentos sólo 14 se encontraran en situación de "completamente aptos" para la visita de mañana al Cacereño. Finalmente, a la espera de la decisiva última sesión preparatoria de hoy, todo apunta a que sólo se perderán el encuentro en tierras extremeñas Airam y Garrido, pero las alarmas han saltado en los últimos días y con razón porque podía darse el caso de que Claudio tuviera que citar hasta a dos canteranos para completar la convocatoria, y desde luego el filial no está para tirar cohetes.

El mercado de invierno debería haber servido para enmendar la plana, pero, al margen de la polémica sobre poder fichar más o menos tarde por la deuda con Bernabé y Belfortti, la realidad es que del bloque salieron dos futbolistas, Kike López y Galindo, y sólo llegó uno, Hugo Rodríguez, gaditano procedente de La Hoya Lorca. Así, la plantilla numéricamente no se reforzó, y para colmo de males el club cedió a los valores del B que más prometían y estaban en disposición de dar el salto en cualquier instante: José Mari, Sana y Diego González.

No es cuestión de lamentarse porque las cosas mal hechas no tienen más vuelta atrás que encontrar soluciones sobre la marcha, mas no deja de ser verdad que un plantel más amplio posibilitaría que hombres que llevan acumulados muchos minutos y muchas patadas, casos como los de Fran Machado y Juan Villar, por citar dos ejemplos, disfrutaran de descanso de vez en cuando. Con más fondo de armario, el entrenador podría plantearse mover sus piezas, dosificar los esfuerzos, pero dadas las circunstancias sólo resta confiar en ampliar la ventaja con el UCAM y que los murcianos cedan terreno en su pugna por el campeonato. Sólo de esta forma, y por supuesto manteniendo el extraordinario nivel de las últimas 13 jornadas, es posible pensar en asegurar la primera plaza varias jornadas antes de que concluya la Liga para así dar descanso a jugadores fundamentales. El tan temido relax previo a la fase de ascenso igual es menos grave que llegar a los cruces decisivos con la reserva encendida y el peligro de quedarse sin combustible en plena aceleración final.

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