La Balompédica Linense, víctima de las carencias que le acompañan desde que comenzó la temporada, cedió de nuevo un empate después de ir venciendo 2-0 y elevó a la categoría de milagro una salvación que cada día más parece más difícil.

La primera parte no es que fuese un primor en cuanto a fútbol, pero sí que fue un monólogo de la Balompédica ante un Roquetas ramplón, rácano, que llegó decidido a sumar un empate. Los balonos, a ráfagas, provocaron varios sobresaltos en la meta almeriense. Copi (18') y Diego Galiano (44') se estrellaron en Dani Bernal, Joseph (33') y Miguélez (41') en la madera y Carlos Guerra lo intentó sin suerte desde la frontal en dos ocasiones.

Baby movió peones tras el descanso y dio entrada a Manrique y Marín y mandó sentarse a Borja y Jorge Herrero. No llevaba Manrique medio minuto en el césped cuando anotó el primer tanto, en una excelente asistencia del asturiano. Cinco después los dos calcaron la jugada y pusieron el 2-0 en el marcador.

Con los roqueteros al borde del K.O, a los albinegros les falló, una vez más, su capacidad para cerrar el encuentro. Primero Copi y más tarde Miguélez pudieron redondear la cuenta y cuando el partido parecía entrar en punto muerto, el fallo de siempre y Beltrán que fusiló a placer.

El equipo de casa había hecho lo imposible por traer de regreso al partido al Roquetas. Con el 2-1 la Balona disfrutó de tres claras opciones de gol en acciones de Manrique, y González. Y cuando parecía que era su momento, que podía salir al fin de ese farolillo rojo, quedó patente que la defensa tiene que hacérselo mirar.

González permitió que Diego Herrera centrase desde la línea de fondo para impedirlo y Jorge Pérez reestableció las tablas plácidamente desmarcado al borde del área pequeña. Es difícil, por no afirmar que imposible, que un equipo se lleve un punto, y más aún tan valioso, con menos méritos que los del Roquetas.