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Cádiz-Getafe

Sinfonía de la excelencia (3-0)

  • El conjunto amarillo tritura a uno de los teóricos aspirantes al ascenso con fases de juego brillante, una consistencia apabullante y el acierto del 'matador' Ortuño, autor de dos goles

El Cádiz esperó a desplegar un fútbol de quilates, como hace tiempo que no se veía en el Ramón de Carranza, para firmar su primera victoria liguera en su regreso a Segunda A. El equipo amarillo no solo venció con holgura a un triste Getafe, sino que además pasó por encima de una escuadra repleta de nombres pero descosida por completo como equipo. Los hombres de Cervera bordaron por momentos un juego pleno de frescura, velocidad, contención, calidad y remate pese a que pudieron haber hecho una manita de haber tenido más acierto en el pase definitivo. El conjunto gaditano   supo sufrir además en momento puntuales de acoso del contrario y aprobó con sobresaliente varias de las asignaturas pendientes. Se adelantó, como en los duelos anteriores, pero esta vez sí supo administrar la ventaja, y por primera vez en la temporada dejó la portería a cero. El ensamblaje entre jugadores del curso pasado y los nuevos salió a las mil maravillas y permite soñar con una trayectoria sin sobresaltos para lograr la permanencia si el equipo confirma a lo largo de la campaña las buenas sensaciones ofrecidas ayer.

Cuando un equipo brilla en el plano colectivo y también en el individual se lleva por delante al  rival de turno. La pregunta es si el Cádiz ganó porque fue muy superior o el perdió el Getafe porque si compareció fue en espíritu. Se juntaron las cualidades de locales y los defectos de los visitantes y el 3-0 lo dice todo. Pocos hubiesen podido imaginar antes del choque que el Cádiz iba a ganar con tanta contundencia a uno de los grandes de Segunda y teórico aspirante al ascenso. Pero ahí está el conjunto amarillo para deleitar a fiel parroquia, que disfrutó por fin de las mieles del triunfo que tantas ganas había de celebrar.

 

Álvaro Cervera hizo siete cambios en el once en relación al partido de la Copa del Rey. Puso el equipo de la Liga, con las novedades de Alberto Cifuentes, Carpio, Aridane, Salvi, Álvaro García, Eddy Silvestre y Ortuño. Hizo un once con mezcla del año pasado en Segunda B y caras nuevas del más rabioso presente.

 

Le salió redonda la apuesta del técnico por el juego de toque. La primera media hora del Cádiz rozó la perfección. Dominó por completo a un rival que no tenía otro remedio que desdoblarse en tareas defensivas y se desarmaba con un par de movimientos de balón. Abdullah y Eddy se asociaban en tres cuartos y conectaban con Ortuño y éste a su vez las bandas. El delantero a punto estuvo de marcar en el minuto 14, pero no consiguió rematar con precisión en boca de gol.

 

Nunca había controlado un partido con tanta claridad el Cádiz desde su regreso a la división de plata. Arrasaba a un Getafe desnortado y además lo hacía con un fútbol de tiralíneas que hacía tiempo que no se veía por estos lares. 

 

A la habitual solidez que impregna Cervera se le unió un juego iluminado, atractivo, de los que invitan a volver al Carranza. Y además encontró el premio el gol en el 18. Ortuño, quién si no, colocó el 1-0 al rematar un centro de Álvaro García al corazón del área. El ariete inició la jugada con un servicio por la izquierda al utrerano, quien correspondió con una asistencia al sitio adecuado para que el artillero, con la ayuda de Cata Díaz, mandara el cuero al fondo de la portería. Era el cuarto gol del yeclano en cuatro partidos.

 

Los azulones, con jugadores curtidos en mil batallas de Primera, apenas reaccionaron y sólo inquietaron en acciones a balón parado. Fue a la salida de una falta, pasada la media hora, cuando entre Gorosito y Jorge Molina remataron sin oposición y Alberto Cifuentes metió una mano salvadora con la que evitó un empate que no hubiesen merecido los madrileños.

 

El Cádiz seguía a lo suyo y poco antes Ortuño, a centro de Salvi, había avisado con un zurdazo que se marchó alto tras revolverse dentro del área.

 

El Getafe tomó la iniciativa en el sprint final de la primera parte, pero sin llegar a crear peligro. Los amarillos se defendieron con orden y no dudaron en salir a la contra. 

Los locales se marcharon al descanso con el premio del 1-0, pero sobre todo con la misión de cambiar la dinámica de partidos anteriores. Se trababa de impedir que el contrario marcarse, como en las primeras jornadas. De saber conservar la ventaja y aumentarla si es posible para ganar con un mínimo de tranquilidad.

 

El Cádiz salió a por todas en la reanudación, dispuesto a no dejarse igualar. Eddy y Ortuño dificultaron la salida del esférico con una presión asfixiante arriba. Y no tardaron en llegar las ocasiones. En el 49, una pared entre Salvi y Álvaro García dejó solo al sevillano ante Guaita aunque su disparo se perdió por línea de fondo.

 

Los anfitriones no dieron respiro a un Getafe decepcionante que se agarró al marcador ajustado para mantenerse vivo en el partido. De hecho, Garrido se cruzó justo a tiempo para impedir el remate de Fuster solo delante de Cifuentes en el minuto 58. En el 61 de nuevo tuvo cerca el empate pero la zaga sacó un misil de Lacen lanzado desde la frontal del área. El Getafe empezó a tener más la pelota y Cervera dio entrada a Rubén Cruz por un extenuado Abdullah y Eddy retrasó su posición a la media.

Juan Eduardo Esnáider puso más madera con el ariete Kike Sola en lugar del defensa Molinero. Una medida a la desesperada que conllevó dejar espacios en la retaguardia.

 

El partido llegó a un punto clave. El Getafe se fue a por todas, dejó una defensa de tres y el Cádiz se encontró en una situación ideal para matar a la contra. Faltó el último pase, el definitivo, y cuando dio con la tecla el segundo gol se resistió.  En el 68, Garrido llegó a la línea de fondo y su centro iba para dentro tras tocar la pelota en Lacen, que salvó en línea de gol. Aitor relevó a Álvaro García con el duelo en pleno apogeo y Nico Hidalgo reemplazó a Salvi. Los dos debutaron en Liga con el objetivo de dar rapidez a las contras y ayudar a los laterales en defensa. El partido estaba para 1-1 ó 2-0 pero el marcador se resistía hasta que Aitor metió el turbo en el minuto 80 para apuntillar a un rival que con el 2-0 ya sí bajó los brazos. El onubense robó el balón en la banda izquierda, desbordó por velocidad hacia el centro y se inventó un zapatazo colocado desde la frontal del área que hizo inútil la estirada de Guaita. Un golazo que aseguró los tres puntos. Con el Cádiz desatado y el Getafe entregado, el resultado pudo haber sido de escándalo con un poco más de acierto. Ya en la prolongación, en la última jugada del encuentro, Ortuño elevó el 3-0 al ejecutar un libre indirecto dentro del área por cesión de un defensa al portero. Recibió de Brian y tiró con su pie derecho, el menos bueno. Cinco goles en cuatro partidos.

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