Respondiendo él sí a los pronósticos, el Bayern de Múnich se convirtió ayer en semifinalista de la Liga de Campeones al superar en los cuartos de final a un voluntarioso pero incapaz Sevilla por un global de 2-1. El equipo sevillista, que ayer no pudo pasar del empate sin goles en el Allianz Arena después de caer por 1-2 en el estadio Sánchez-Pizjuán, vio así finalizada la aventura más larga de su historia en la máxima competición europea

Como en la ida en Sevilla, les faltó a los de Montella puntería ante un Bayern, que también pudo marcar en varias ocasiones y acabó conformándose con el empate a cero. Le servía al equipo dirigido por Jupp Heynckes para regresar a unas semifinales de la Champions.

Los alemanes, que acumulan 364 días sin perder en el Allianz Arena, buscarán ahora una final que no disputan desde 2013, cuando conquistaron su última Copa de Europa. Ayer, con menos superioridad que la que Heynckes sugirió en la víspera del choque, los campeones germanos fueron mejores en el global.

Durante los diez primeros minutos del choque, el Sevilla pareció sobrecogido por el espectacular ambiente del Allianz Arena, lleno hasta la bandera, y por un Bayern que saltó a la cancha claramente decidido a marcar pronto. James Rodríguez, Lewandowski y Robben rondaron con cierto peligro la meta defendida de nuevo por David Soria, mientras la hinchada germana y los casi 3.000 hinchas hispalenses que se desplazaron a Múnich intercambiaban cánticos.

Superado el primer envite del Bayern, el Sevilla se estiró. Salió de su área y comenzó a buscar cómo quebrar el entramado defensivo del equipo de Heynckes, que afrontó el duelo con todo su arsenal. Como el pasado fin de semana, cuando los germanos conquistaron su sexta Bundesliga consecutiva, Ribery y Robben formaron en un once inicial que también contó con Rafinha en el lateral izquierdo y con el español Javi Martínez en el mediocampo.

En el del Sevilla, Banega volvió a llevar la manija tras su ausencia en la ida por sanción. Agradecieron el regreso del argentino Franco Vázquez y N'Zonzi, los encargados de generar las ocasiones más claras de los de Montella.

Ni Sarabia -que reclamó un posible penal por mano-, ni Correa ni Escudero acertaron con la portería. Como tampoco lo hizo Ribery, en un disparo que llevaba veneno y Soria desvió magistralmente con una mano. Minutos más tarde, el delantero francés también vio cómo Jesús Navas se cruzaba en su camino hacia el arco para desbaratar una gran contra de los de Heynckes.

El empate sin goles al descanso no le servía a un Sevilla, que oyó al Allianz festejar los tantos de la Juventus ante el Real Madrid y recordó que dar la gran sorpresa también tenía que marcar.

Pero su producción ofensiva en el segundo parcial fue menor que en la primera parte y sólo cuando Correa cabeceó al palo y Banega enlazó un disparo que salió rozando el sueño de la remontada revivió. Se quedó en eso. Pese al incansable aliento de su hinchada, los sevillistas apenas volvieron a inquietar a un Bayern incapaz de marcar pero tranquilo defensivamente.

Heynckes dio descanso a Ribery, Lewandowski y Rafinha, mientras que los cambios de Montella tampoco mejoraron a un Sevilla que buscó su enésima gesta europea y no la logró.