Pocos escenarios proponen mejores oportunidades de redención o venganza como el fútbol: el último en darse cuenta de ello fue Sergio Ramos, que apenas dos años después de soportar las bromas más crueles tras su penalti fallado ante el Bayern Múnich se vistió de héroe ante el mismo rival.

El jugador del Real Madrid marcó el martes los dos primeros tantos de la goleada de su equipo por 0-4 en las semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern Múnich, el mismo conjunto ante el que en la misma instancia de 2012 falló el lanzamiento decisivo de la tanda de penaltis.

Sergio Ramos, jugador conocido por un orgullo salpicado con gotas de narcisismo, se situó bajo los focos en la noche alemana del martes, una actuación que ayer la prensa española calificó como "colosal".

"Fue un coloso en defensa, transmitió una energía contagiosa y lanzó un mensaje clamoroso: el Bayern no tenía posibilidad alguna en ese partido", afirmó el diario Marca.

El sevillano tenía señalado en rojo el partido de Múnich después de lo ocurrido hace dos años: su lanzamiento a las nubes no sólo facilitó el pase del Bayern a la final de la Liga de Campeones, sino que provocó un aluvión de chistes humillantes que dieron la vuelta al mundo. "Cuidado, que el balón todavía no ha caído", fue una de las frases más populares que circularon por las redes sociales.

Pero ninguno le dolió tanto como el que llegó de parte del portero del Bayern, Manuel Neuer, quien afirmó al diario Bild: "No sabía que a Ramos le gusta tirar los penaltis por encima de la portería".

El futbolista del Real Madrid se desquitó el martes celebrando sus goles con esa rabia y señalando con su dedo índice al campo, como diciendo: "Aquí estoy yo". Tras el encuentro, Neuer se dirigió a Ramos para darle explicaciones sobre lo ocurrido hace dos años y le comentó que él nunca dijo lo que se publicó.