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Sao Paulo, un caos circulatorio que amenaza la fiesta

  • La huelga del metro pone en peligro los accesos a la inauguración.

Apenas tres días antes de que comience el Mundial de fútbol de Brasil en el estadio Itaquerao de Sao Paulo, la metrópolis brasileña batalla contra el caos circulatorio que amenaza la fiesta de inauguración.

El metro de la ciudad vive su quinto día consecutivo de huelga y condiciona la vida y los movimientos de los casi cuatro millones de personas que lo utilizan para llegar a sus casas y a sus trabajos.

Retrasos de más de dos horas son comunes en estos días, como consecuencia del que es ya el segundo mayor paro en la historia de ese medio de transporte público en Sao Paulo. En 1986, el metro estuvo parado durante seis días.

El registro puede ser batido esta vez: el Mundial es el mejor altavoz para las reivindicaciones de los huelguistas, que reclaman un aumento salarial. Ellos no lo esconden y mantienen el pulso, pese a que la justicia ya consideró ilegal el paro.

Cientos de viajeros que aterrizaron ayer en el aeropuerto de Congonhas aguardaban en una cola kilométrica para tomar un taxi que los lleve al centro de la ciudad. Su espera se prolongó más de una hora. Los taxistas no dan abasto. No hay taxis suficientes para transportar con rapidez y eficiencia a los millones de personas que no pueden utilizar el metro. Los autobuses son latas de sardinas en las que no cabe ni un alma más. Pasan tres y cuatro en la dirección deseada y sigue siendo imposible encontrar un lugar en el que meterse.

13 trabajadores del metro fueron detenidos por altercados en la estación Ana Rosa, uno de los mayores puntos de paso de la zona sur de la ciudad. Allí se concentraron unos 400 manifestantes, según la Policía Militar, para bloquear la entrada a la estación. Dispersados con bombas de gas, formaron barricadas con fuego. La decisión de prolongar o no el caos circulatorio en la ciudad que inaugurará el Mundial se tomará en otra asamblea.

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