final de la copa davis

Sant Jordi aumenta su leyenda

  • El pabellón barcelonés, donde nació el mito de la 'Armada', volvió a empujar para la cuarta Ensaladera

En sus orígenes, en el escenario que destapó la explosión del tenis español en el concierto internacional, la Armada subrayó sus virtudes alentada por el calor del Palau Sant Jordi. Ayer, poblado por más de 16.500 fieles, impulsó de nuevo a España hacia la conquista de su cuarta Ensaladera, la segunda consecutiva.

El equipo hispano no desperdició la primera bala en su recámara para cerrar una conquista que agranda la leyenda de Sant Jordi. Y convirtió al sábado, día de dobles, en festivo. Se rememoró la condición de héroes que premió el esfuerzo hace un año de Fernando Verdasco y Feliciano López, artífices del éxito en Mar del Plata frente a Argentina.

Verdasco, ataviado con la indumentaria oficial que lucirá la selección española de fútbol en el Mundial de Suráfrica 2010, y el toledano hicieron trizas las expectativas checas, satisfechas, no obstante, por el logro que supone la presencia ya en la final.

Todo el conjunto centroeuropeo disfrutó de su celebración particular en la pista. Mientras toda la representación española formaba piña alrededor de su banquillo, jugadores, técnicos y suplentes, el bloque que lidera Radek Stepanek formó un corrillo, brazos sobre hombros, y bailó a la sombra de los 1.600 seguidores checos. Fue la culminación particular de la República Checa. A orillas de su victoria veintinueve años después.

El éxito del dobles revalorizó el triunfo de David Ferrer. Tenía el alicantino una cuenta pendiente con el torneo. Levemente malparado por su derrota ante David Nalbandián en Mar del Plata, no regateó esfuerzos para dar la vuelta a su partido contra Stepanek el viernes. Y después de más de cuatro horas de gasto puso a España de cara a la victoria. Ferrer lo agradeció.

El final recuperó la tradición festiva. Todo el grupo de España agradeció el coraje del público con su vuelta de honor. La emoción invadió sus rostros. A la carrera. Orientados por Verdasco y Feliciano. Los protagonistas de la sesión. Los que despacharon la situación por la vía rápida y ahorraron apuros y nervios en la sesión final.

Plasmada la autoridad mundial, su recorrido fue alentado por gritos unánimes de España, España. El Príncipe de Asturias dejó el palco de autoridades, donde presenció la evolución del partido desde el ecuador del primer set, y abrazó uno por uno a los componentes del equipo español. Sumidos en el jolgorio. Después lo hizo el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzsky.

"Lo importante es ganar, no quién lo consigue", dijo Fernando Verdasco a pie de pista. "Éste es un momento inolvidable. Un partido sufrido, con mucho sufrimiento y mucha alegría. El público ha estado increíble y hacía tiempo que no vivía un ambiente como este. Ha estado fantástico en los momentos importantes", destacó Feliciano López.

Uno por uno se ocuparon del público. Después fue Ferrer. "Esto es de todos, incluyendo a Tommy Robredo y Juan Carlos Ferrero que han formado parte del equipo todo el año. Éste es un gran grupo. Todos nos apoyamos y también el público. Gracias", dijo

Albert Costa, en su año de estreno como capitán, destacó: "No esperaba que ganáramos tan rápido. Quiero agradecer a todo el equipo y recordar a Robredo y Ferrero". "Estoy feliz de estar con todos vosotros y con todos he vivido uno de los mejores ambientes que recuerdo en la Copa Davis. Barcelona ha llevado en volandas al tenis español. Quiero agradecer al Príncipe su presencia y no me quiero olvidar de Tommy y Juan Carlos, que tienen mucho mérito, no es fácil estar aquí sin jugar", destacó Rafael Nadal, que volvió a saborear un triunfo tras el logrado en el estadio de La Cartuja de Sevilla en 2004 y después de perderse el del pasado año.

El cuarteto español impidió que Ferrero pasara a un segundo plano. También el público, que reconoció su esfuerzo. El grupo atrapó al valenciano. Y en la pista ofició el típico manteo. Primero, al jugador. Después, a Albert Costa.

"Volver al Sant Jordi, donde gané la primera Copa Davis, ha sido una maravilla para mí. Aquí vivimos momentos mágicos. El público es espectacular. Viene gente de lejos y el mejor premio es regalarles esta victoria", concluyó Juan Carlos Ferrero, que puso el colofón a la celebración en el Sant Jordi.

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