Fútbol | Segunda B

El San Fernando vence al Real Murcia (2-1) y sigue en la brecha

  • Nano Cavilla y Bruno Herrero, éste de penalti, son los autores de los goles isleños

Los azulinos tienen motivos para estar muy satisfechos.

Los azulinos tienen motivos para estar muy satisfechos. / Román Ríos

Desde que el San Fernando consiguió los 45 puntos necesarios para lograr la permanencia se comentó que todo lo que vendría después sería un regalo, un presente que dejaría la temporada, un obsequio para los aficionados y seguidores azulinos. Pues este domingo llegó el primer regalo como si de un cumpleaños se tratase. Los isleños doblegaron a una autentica bestia negra. El equipo de José Pérez Herrera volvió a ser grande, a plagar de ilusiones a los suyos, a no bajarse de la nube en la que se ha subido a base de esfuerzo, trabajo y creencia y, sobre todo, volvió a alimentar los sueños de los más optimistas del lugar, ese sueño con los ojos abiertos que ven al equipo de La Isla en unos play-offs de ensueño.

Pero es que los de San Fernando lo difícil lo hacen fácil. Los isleños se han convertido en el equipo más fiable del grupo en su terreno de juego y no se cansan de hacer paquetes con moña y lazo para regalar a sus seguidores partidos ganados, grandes equipos doblegados y una fe que, a buen seguro, mueve montañas.

La de este domingo, más que moverla la zarandeó de tal forma que terminó por recoger del árbol todas las frutas que fueron cayendo. Y eso que el Murcia dejó patente grandes dotes de calidad y una ambición extrema, pero eso sí, cierta dosis de infortunio que lo tiene donde lo tiene.

Por eso fue el equipo pimentonero el que golpeó primero para desestabilizar al contrario. Y lo hizo con rabia, para crear angustias y dejar a las claras que eso de llevarse el gato al agua no iba a ser misión fácil. Un minuto había transcurrido cuando Miguel Díaz estrellaba el cuero en el poste del debutante Milovic. Eso encrespó los nervios de un San Fernando que apretó los dientes y comenzó a pensar, si no hacemos lo que sabemos, no lograremos nada.

Pues eso hizo, lo que saben hacer: presionar, no dejar espacios, ser solidarios y trabajar al doscientos por cien. Eso le dio el primer gol, eso le dio el dominio en la continuación el tanto logrado y eso le dio un primer cuarto de hora de ensueño donde el partido era un ir pacá y pallá.

En el 11’ pudo Pablo Sánchez aumentar la cuenta a pase de Bruno Herrero y en el 14’ fue Carri el que no llegó a culminar una maravillosa jugada trenzada del equipo isleño. Pero los granotas reaccionaban con arreones y Milovic tuvo que emplearse a fondo en un disparo a bocajarro de Manel en el 26’.

Prácticamente expiraba la primera mitad y todo parecía ir con normalidad, ya que los isleños controlaban y los murcianos no encontraban la fórmula. Y entonces llegó la jugada que prácticamente cerró el partido.Un mal despeje de Mackay, unido al fuerte viento reinante, dejó la pelota cayendo en la frontal del área. El cancerbero reaccionó al fallo y a la presión de Carri que consiguió tocar el cuero para que éste cayese dentro del área en los pies de Bruno Herrero. El jerezano fue el más listo de la clase, recortó y disparó para que Charlie Dean quisiese emular a Casillas con una parada que significó el penalti y su expulsión. Era el 44’ y el partido ya estaba, por aquellos entonces, prácticamente finiquitado.

En la segunda los de Murcia volvieron a querer percutir sobre Milovic, pero el disparo de Nahuel en un libre directo lo volvió a repeler el travesaño. Esto despertó a los de La Isla, que tuvieron el ¡uy por poco! en un disparo de Pau Franch en el 50', el ¡uy por poco! en un remate de cabeza del propio Pau Franch al que contestó Mackay de manera magistral en el 51’. Yel ¡uy por poco! en una jugada trenzada del equipo azulino que terminó con un remate flojo de Manu Ramírez en el 52’.

Fue entonces cuando se debió de terminar el partido porque las intensidades bajaron, los peligros no existieron y el control isleño era máximo. Se tuvo que terminar el partido sino hubiese sido por una jugada fortuita, en el tiempo de descuento, que terminó con un remate de cabeza de Juanma Bravo y el tanto murciano. Era el 93’ y quedaba uno de descuento que se convirtió en dos, que dejó un nudo en la garganta de los aficionados isleños y que mostró ese pequeño miedo que da el fútbol cuando un equipo gana dos a cero con comodidad y te hacen un tanto.

Pero el San Fernando ya está curado de espanto en estos menesteres y supo aguantar lo que restaba de tiempo extra para el delirio de una afición que no termina de frotarse los ojos para despertarse y ver a su equipo entre los grandes del grupo con 26 jornadas ya disputadas, acercándose al segundo objetivo de la temporada, que no es otro que llegar a los 56 puntos con los que se hizo historia en Segunda B y con los play offs de ascenso en el horizonte de los sueños.

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