Segunda División B

La Isla vive en un sueño

  • El San Fernando ofrece otro despliegue de trabajo y buenas sensaciones, doblega al Recreativo de Huelva con un tanto de Bruno Herrero en el minuto 1 y ya es tercero

Pablo Sánchez intenta bajar un balón en el área onubense ante la mirada de Ramos.

Pablo Sánchez intenta bajar un balón en el área onubense ante la mirada de Ramos. / Román Ríos

¡A ver quién es el guapo que baja ahora a este equipo de la nube! El San Fernando volvió a dejar a las claras que no está donde está por casualidad, que lo que ofrece no es flor de un día y que se encuentra en un momento tan dulce que vive alrededor de una nube que lo hace feliz. Al equipo y a todo lo que lo rodea. Son tiempos de buenaventura para el cuadro de La Isla y lo cierto es que cuesta, y mucho, pensar quién y cuándo este equipo bajará de la nube porque, de momento, se encuentra en ella como pez en el agua.

Esta vez fue otro todopoderoso equipo, el Recreativo de Huelva, el que estuvo a merced de lo que quisieron los isleños. Los de José Pérez Herrera volvieron a dar una muestra de sobriedad, solidaridad, veteranía y sobre todo buen hacer. Y les bastó un solo gol, que pudieron ser algunos más. Y les bastó un golpeo para noquear a un rival que no encontró, en ningún momento, ni la forma ni la fórmula para desbaratar lo que los isleños se saben de memoria, ser un bloque compacto, sacrificado y rocoso.

El Decano deja una buena imagen pese a la derrota pero crea peligro ante el marco de los isleños, que completan ya tres jornadas sin encajar gol

Y es que el técnico jerezano ha hecho de su equipo una roca que, por mucho que se golpee, por mucho que se intente resquebrar, es tan compacta que no tiene fisuras. Y a los números se remite. Siete partidos consecutivos sin perder, tres victorias seguidas, cero goles encajados en las tres últimas jornadas y tercero en la clasificación del grupo IV de Segunda División B. Lo dicho, un sueño realizado.

Y no mostró el equipo azulino nada nuevo. Herrera sigue confiando en su línea de cuatro atrás, esa que no tiene fisura alguna, que es infranqueable. Da igual que esté Colo u Oca, Juanje o Diego Simón, Nano o Gabi Ramos. Todo parece estudiado al milímetro y no existen los despistes, los espacios, ni los resquicios. Pero es que por delante están inconmensurables Raúl Palma y un poquito más adelante Bruno Herrero. Son los pulmones, los que roban, los que no dejan fabricar al contrario.

El centro del campo se complementa con dos bandas a pierna cambiada y en ello están Pablo Sánchez, que se marcó un enorme partido, y Manu Ramírez como revelación del equipo, pero es que también ya entró Pedro Ríos para terminar de complementar. Carri lo borda en la mediapunta, y Pau Franch parece colocado con pilas alcalinas en el campo donde no deja de correr, ni da un balón por perdido y las peina todas de cabeza. Eso es lo que ofrece el San Fernando y eso es lo que le vale para ser, jornada tras jornada, más grande.

Y con ello, el desequilibrio llegó al minuto de juego, en un visto y no visto. Bruno Herrero emuló lo que hizo Lazo hace apenas once meses en el descuento del último San Fernando-Recre jugado en Bahía Sur y disparó a la escuadra de un desconcertado Marc Martínez. Era el uno a cero y, a la postre, lo necesario para sumar la victoria.

La tuvo Manu Ramírez, tres minutos después a pase de Pablo Sánchez, pero no terminó de acertar con unos primeros minutos de ensueño. Pero se jugaba a lo que querían los isleños. El Recre, es justo decirlo, tiene empaque de gran equipo, de tener muy buenos efectivos. Pero jugar en Bahía Sur es complicado, porque siempre hay un dos contra uno en la conducción de balón, porque los de Pérez Herrera no dejan espacios, y porque es tremendamente complicado el crear.

Así, en cuanto a jugadas de importancia se refiere, en el 37’ Carri disparó de nuevo a la escuadra, pero, ahora sí, respondió Marc Martínez y un minuto después la volvió a tener el isleño a centro de Gabi Ramos, pero su remate se fue alto.

Se cerraba el primer acto del encuentro que daba paso al segundo. Y es que tras la reanudación, las sensaciones volvían a ser las mismas. Los onubenses tenían la pelota, pero ni se asomaban por las inmediaciones de Rubén Gálvez. Pasaban los minutos sin fisura, y se buscaba la contra que terminara de sentenciar el choque.

Bruno Herrero volvió a repetir, en el 60’, el disparo que le otorgó el gol, pero la cabeza de Iván González en la trayectoria de la pelota, lo evitó. Y en el 63’ tuvieron los de Huelva la más clara ocasión para igualar la contienda. En la prácticamente única jugada con llegada, un disparo de Iago Díaz se encontró con la mano de Rubén Gálvez y la base del poste.

No hubo más salvo una jugada de Pedro Ríos en el 84’ y un sueño, una nube, esa en la que se encuentra, hoy por hoy, un equipo repleto y relleno de ilusión.

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