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Saliendo airoso del tropiezo

  • Metamorfosis El Cádiz empata con el Puertollano tras dominar en la primera parte y venirse abajo en la segunda Sin cambios Los amarillos tachan una jornada y mantienen las diferencias

El Cádiz es el rival del Cádiz y puede hacerse daño a sí mismo en cualquier partido. Ayer, pese a acabar sangrando, no tuvo que poner puntos en la herida. Los amarillos no pasaron del empate en el Carranza ante el Puertollano, pero salieron airosos del tropiezo gracias al resto de resultados que se dieron en el grupo IV de Segunda División B. Disputada una jornada más, queda una jornada menos para abrazar el primero de los objetivos escritos con la sangre derramada al final de la temporada pasada: la clasificación para la fase de ascenso. En caso de buscar un muro para las lamentaciones habría que mirar al hecho de que el líder no refrendó en casa el triunfo logrado en el Alfonso Murube de Ceuta y desaprovechó una buena oportunidad de afianzar su posición en la tabla con una mayor diferencia de puntos respecto al que parece su más fiel perseguidor: un Jaén que tampoco pasó del empate frente al Melilla (0-0). Puede decirse, en forma de resumen, que todos los equipos del grupo IV con ambiciones de subir a Segunda División A la empataron en la jornada 28.

Los pupilos de Javi Gracia salieron fieles a su estilo, apostando por el fútbol de toque y la paciencia de cara al marco rival. La personalidad no se plasmaba al cien por cien debido a que la profundidad no era llamativa y apenas había ocasiones de crear ocasiones, pero los amarillos se mostraban enchufados: jugando con paciencia, pero yendo a por todas. Tal vez por eso, Raúl López recriminó en el inicio del partido a López Silva que mandara el balón fuera cuando un rival estaba tendido en el césped tras recibir un fuerte pelotazo en la cara. "Le pasa algo y el que no duerme en la vida soy yo", pensaría el onubense dejando de lado uno de los capítulos del librillo del míster: que sea al árbitro el que pare el juego.

El juego, el del Cádiz, se presentaba vistoso. Rubiato se inventaba una gran asistencia a Víctor Ormazábal, algo gris ayer, para que el argentino no definiera en el mano a mano con Calleja. El fútbol de toque sin profundidad tenía su premio en una jugada aislada. Carlos Caballero lanzaba con buena vista una falta y Dani Fragoso, adelantándose como un rayo a la defensa de Andrés García Tébar, mandaba de cabeza el balón a la red. Buen partido del central catalán, una de las piezas básicas de este Cádiz.

El Puertollano había salido dormido y no despertaba con el gol. Era un amigo en ataque y su propio enemigo en la defensa, pero el líder no mataba el partido y el deleite en la grada no era pleno. Triangulación por aquí, triangulación por allá... Carlos enganchaba con López Silva, el onubense con Enrique y el extremeño con Cristian, que de tacón volvía a jugar con Enrique llevando el orgullo a la grada. Era el epílogo a la primera mitad.

Pero todo cambiaría tras el descanso, empezando por el portero. Kiko Casilla había recibido un golpe en una salida y volvía a ceder su puesto a Dani Miguélez, un canterano que salió algo dubitativo, aunque también cumplidor. El encuentro, por esos entonces, comenzaba a dar el giro de 180 grados. Los amarillos, que habían dominado los primeros cuarenta y cinco minutos, cambiaban su apuesta y empezaban a abusar del pelotazo. El Puertollano, una chirigota hasta entonces, se ponía jartible el último domingo de Carnaval y empezaba a toser a los locales. Tariq mejoraba poco a poco sus movimientos y se aprovechaba de un buen pase de Valdés para empezar a hacer ruido. Entre Dani, con algún que otro problema, y Juanma Delgado, sin fiarse un pelo de su melena del canterano, deshacían el peligro. López Silva también tenía problemas, en este caso físicos, y era relevado en la banda izquierda por un Álvaro que sigue sin aportar nada, dejando al margen un buen lanzamiento de falta que acabó con el balón rozando el larguero. Cristian lo intentaba de mil maneras por la banda derecha, superando a un Enrique que jugaba contra el Puertollano y también contra su renovación, pero el más entonado era el Puertollano y la tercera amenaza castellano manchega se acababa cumpliendo a medias . Rojas Olmedo colgaba el enésimo balón al área y allí se levantaba Tariq para, con un enorme testarazo, llevar el balón a la red y colocar el empate en el marcador.

Ahí se rompía el partido y podía pasar de todo, pero el Cádiz, en un nivel físico bastante inferior al de su rival, decidía no hacerse más daño.

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