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SailGP en Cádiz: la tecnología más avanzada marca el alucinante desarrollo de las carreras

  • Los equipos disponen durante las regatas de los datos de sus contrincantes gracias a la información recogida con los sensores que llevan los barcos

Técnicos revisan el F50 Victoria del equipo español.

Técnicos revisan el F50 Victoria del equipo español. / Julio González

Uno de los aspectos más llamativos de las pruebas de la SailGP, incluida la que se celebra en Cádiz el 8 y el 9 de octubre, es que todo depende de los tripulantes de los barcos. Más que regatistas son atletas que despliegan un enorme esfuerzo físico además de poner al servicio del equipo sus dotes para la navegación.

Los ocho equipos participantes parten en igualdad de condiciones, que no es poco. Todos tienen idéntico modelo de catamarán: el F50, que en el caso de España lleva la denominación Victoria.

La igualdad llega a tal extremo que todos los equipos disponen del mismo departamento mecánico que trabaja para la SailGP. Eso sí, todos cuenta con un pequeño retén propio.

Los F50 son los barcos de mayor avance tecnológico del mundo. Cada unidad posee un valor de 3,5 millones de euros, son de diseño único y en constante proceso de innovación, lo que permite que sean los regatistas los que marquen la diferencia en la competición. Están construidos en un astillero de Nueva Zelanda con el asesoramiento de ingenieros y diseñadores para no para de evolucionar.

Loa F50 son impulsados por ala rígida de 24 metros y vuelan por encima del agua sobre foils de fibra de carbono. La novedad de la segunda temporada que ahora está en marcha es el revolucionario sistema modular del ala rígida que permite regular su altura a 18 y a 24 metros.

La alta capacitación tecnológica resulta clave en el devenir de cada prueba. Cada barco tiene 800 sensores que en plena competición recogen 1.200 puntos de información enviada al instante a un centro de recepción ubicado en Londres. En la ciudad inglesa recopilan esa información, que es distribuida de inmediato a todos los equipos. Todo en cuestión de segundos. Tan veloces corren los barcos (casi 100 kilómetros por hora) como los datos a través de la red.

La transmisión instantánea del big data (ubicaciones, maniobras y un sinfín de pequeños detalles…) permite que durante las carreras todos los equipos tengan información al segundo de los demás contrincantes y con ella puedan mejorar su rendimiento. Eso supone una constante mejora durante la competición y un espectáculo continuo. Las cifras online facilitan la reacción de unos y otros y el aumento de la emoción.

Con esos datos, el comportamiento del barco está en manos de sus tripulantes, que son los que interpretan las condiciones, toman decisiones con suma rapidez y maniobran en busca de la reacción.

Cada barco tiene tres velas, con medidas de 18, 24 y 29 metros. A menor velocidad de viento, mayor es el tamaño de la vela que se despliega. No hay que olvidar que los barcos se mueven con el viento hasta alcanzar velocidades de vértigo sobre el agua. Por algo la SailGp es conocida como la Fórmula 1 de la vela.

Llama la atención el premio económico que recibe el equipo que se proclama campeón de la temporada: un millón de dólares (unos 860.000 euros), Se trata de la mayor cuantía de una competición de vela. La cifra refleja la envergadura de la SailGP.

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