Al eslovaco Peter Sagan comienza a ponérsele cara de Raymond Poulidor, el eterno segundón de la historia del ciclismo. El corredor del Tinkoff volvió a ser segundo de etapa del Tour, por detrás del alemán André Greipel. Ya lleva dos segundos puestos en las seis primeras jornadas de la ronda gala y un total de 13 en sus tres participaciones.

Sagan se toma con filosofía su ausencia de las victorias, aunque promete seguir luchando para conseguir un triunfo parcial y poder hacer otra de sus vistosas celebraciones. "Podría haber sido peor. Esta vez me encontraba muy retrasado y he conseguido concluir en la segunda posición. Creo que no está mal. Veremos mañana", asegura el ciclista.

Sagan sabe que, a diferencia de otros velocistas, él carece de un equipo totalmente dedicado a su causa, puesto que el Tinkoff está diseñado para que Alberto Contador gane el Tour. "El amarillo es lo más importante y yo tengo que estar pendiente de Alberto. Aunque el equipo me ha dado libertad en los cinco últimos kilómetros y, si puedo, voy a buscar la victoria de etapa", señala el centroeuropeo.

El final de la etapa de hoy se adapta bien a sus características, si el pelotón llegara agrupado a Le Havre, puesto que la recta final tiene una pendiente del 7 % durante 850 metros. "Todo dependerá del viento. Si soplara fuerte, tendremos que trabajar duro para Alberto y será más difícil que pueda preparar el sprint", señala.

Por el momento, Greipel le ha dejado en dos ocasiones con la miel en los labios en esta edición del Tour. El eslovaco se dio a conocer al mundo cuando en el año 2012, con sólo 22 años, ganó tres etapas de la Grande Boucle y fue segundo en otras tantas, lo que cimentó la primera de sus tres victorias en la clasificación de la regularidad.

Al año siguiente sumó en Albi su cuarto triunfo, pero ya entonces fue cuatro veces segundo, las mismas que el año pasado.