Semifinales · Alemania-España

Romance de valentía

  • España y Alemania apostarán por el juego ofensivo en un duelo marcado por la final de la última Eurocopa.

Es un homenaje al fútbol ofensivo, un grito contra la especulación, una oportunidad histórica y una revancha. Es la semifinal del Mundial de Sudáfrica que disputarán  España y Alemania , un duelo entre valientes del que saldrá el gran favorito para alzarse con el título. El fútbol es impredecible. Todo puede pasar. Pero la lógica dicta que españoles y alemanes juegan este miércoles en Durban una final anticipada.

España y Alemania son los equipos que han presentado la propuesta más arriesgada y atractiva del Mundial. Ambos perdieron un partido en la primera fase y supieron sobreponerse, aunque los alemanes lo hicieron con una contundencia inesperada. En realidad, son dos conjuntos con una filosofía muy similar: pelota al suelo, control del juego, velocidad en el pase y vocación ofensiva. En definitiva, protagonismo.

El camino transitado hasta el encuentro del estilo no estuvo exento de traumas. Para ninguno de los dos. España tomó conciencia con su triunfo en la Eurocopa de que su magnífica generación de centrocampistas sólo podría tener éxito a través de una apuesta por la posesión infinita de la pelota, por el toque y la asociación. El título europeo alumbró una ideología irrenunciable. Fue hace dos años en la final de Viena, precisamente ante la Alemania de Joachim Löw, un técnico que ha transformado a su equipo en una afinada orquesta sinfónica que está dando su mejor nota en Sudáfrica.

Nadie lo esperaba. Los tricampeones mundiales llegaron al Mundial de tapados, golpeados por la ausencia por lesión de su capitán, Michael Ballack, y con el equipo más joven de los últimos 76 años. Sin embargo, lo que parecía una desgracia, se convirtió en una catarsis liberadora. Una nueva generación de jugadores alemanes -como Özil, Khedira: o, sobre todo, Müller- dio un paso adelante, mientras que habituales bajo sospecha como Podolski y Klose volvieron a transformarse para el Mundial.

El grupo interpretó a la perfección las ideas de Löw, unas ideas que empezó a introducir ya cuando era segundo de Klinsmann en Alemania 2006. Entonces, los alemanes terminaron terceros con un grupo por el que nadie apostaba un céntimo. Ahora, llegan a semifinales lanzados, después de arrasar consecutivamente a Inglaterra y a Argentina y como el equipo más goleador con 13 tantos. Schweinsteiger, que no oculta sus ganas de revancha ante España tras la final europea de 2008, volverá a ser el director de orquesta en el equipo alemán, que tiene ya un once muy definido. La única duda radica en saber quién sustituirá en el ataque al sancionado Müller.

Trochowski, Kroos y Cacau son las tres alternativas, aunque fue el primero quien reemplazó desde el banquillo en los últimos partidos al delantero del Bayern. España ha repetido equipo titular en los últimos tres partidos, pero antes de semifinales la duda se ha instalado sobre la figura de Fernando Torres.

Después de dos operaciones de rodilla, el atacante del Liverpool llegó a Sudáfrica muy justo de forma y su actuación hasta el momento ha sido decepcionante. Poca participación en el juego y ningún gol.  Vicente Del Bosque tiene "las ideas claras" sobre lo que hacer ante Alemania. De momento no las reveló, pero la lesión de Cesc, que recibió un golpe en el peroné, podría hacer que repita el mismo once que ante los paraguayos, aunque Silva y Llorente podrían tener sus opciones.

El que no faltará con seguridad es  David Villa. El atacante del Barcelona ha marcado cinco de los seis goles de España y lidera la tabla de artilleros en el Mundial. Su duelo con  Miroslav Klose podría ser definitivo. El alemán, un hombre que parece hecho para los Mundiales, lleva cuatro tantos en Sudáfrica y aspira a superar al brasileño Ronaldo en la cima de la lista de goleadores históricos. Con 14, está a sólo uno del Fenómeno.

Pero la auténtica batalla se librará en el centro del campo del estadio Moses Mabhida, donde Xavi e Iniesta deberán sortear la presión rival e impedir que los veloces alemanes roben la pelota para salir al contragolpe. Así destrozaron a Inglaterra y Argentina. La batalla se presenta igualada sobre el césped pero desigual en la historia. España se encuentra ante una oportunidad sin precedentes. No estaba entre los cuatro últimos desde 1950 y jamás jugó una final mundialista.

Alemania, por el contrario, no se baja de la ronda de los ocho últimos desde 1954. Ha jugado siete finales -récord absoluto junto a Brasil- y ha ganado tres títulos. Sin embargo, el último data de 1990, cuando muchos de los actuales jugadores alemanes apenas levantaban un metro del suelo. Hoy, todos quieren escribir su propia historia. Nadie quiere perderse la final de Soccer City.

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