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Rafa Trujillo, la última escala

  • El regatista encara sus cuartos Juegos en la temporada de su retirada con la esperanza de colgarse otra medalla · El linense tiene sensaciones parecidas a las de aquel magnífico 2004 en Atenas

Rafa Trujillo afronta sus cuartos Juegos Olímpicos como la última gran competición a la que acude en su carrera como regatista. El linense, al que su actuación en Pekín en 2008 dejó con mal sabor de boca, llega con ilusiones renovadas tras una larga preparación de mes y medio en el escenario de la competición de vela de este verano, en Weymouth. "Hemos hecho un montón de trabajo. Ahora estamos en la recta final y por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de que empiece mañana. Llevo un mes y medio aquí. Por diferentes motivos no hemos hecho ningún descanso, sino que hemos estado todo este tiempo aquí", comenta el de La Línea, que está entre los candidatos más firmes al podio, puesto que llega como número uno del ranking mundial de la clase finn.

Pese a todo, el medallista de plata en Atenas 2004 y diploma olímpico en la clase star en Sydney 2000, resta gravedad a que se trate de su última participación olímpica y prefiere afrontarla como una más: "Es un ciclo normal. Yo siempre me impongo la presión de hacerlo lo mejor posible representando a mi país. No hay una presión superior a esa. Que sea la primera o la última competición no influye. En cualquier caso tengo menos tensión que la primera vez que competí".

Siempre con los pies en la tierra, pese a su condición de navegante, el linense no oculta que la preparación ha sido buena y que llega a Londres (o a Weymouth, en su caso) con las pilas cargadas para luchar por lo máximo: "Estoy intentando, al menos, no cometer los mismos errores de China. La preparación ha sido muy parecida a la que hicimos para Atenas en 2004 y que tan buen resultado dio. A ver si la suerte acompaña. Creo que hay algo fundamental, y es que ya no tengo 22 años como cuando fui a Sydney ni 26 como en Atenas. Tengo 36 y todos los esfuerzos extras se pagan, como hoy, que me he quedado enfermo en la cama".

Y para que los paralelismos con los exitosos Juegos de Atenas sean mayores, el linense ha optado por recuperar su viejo barco después muchas pruebas con material nuevo. Ha optado por la comodidad de lo bueno conocido para su última escala olímpica: "Después de mucho probar hemos decidido optar por el barco viejo, que lo hemos tenido un tiempo guardado mientras buscábamos algo que diera mejor resultado. Al final hemos tirado del material con el que me sentía más cómodo. Creo que hemos mejorado la velocidad en momentos puntuales, pero el que mejor se acopla a los vientos que hemos tenido aquí es el material viejo. Así que ahora toca intentar estar sanos y en forma y llegar bien a la competición".

La flota de 24 regatistas de la clase finn combina regatistas muy experimentados, entre los que se encuentra el linense, con otros muy jóvenes que vienen empujando fuerte, con lo que la lucha por el podio será feroz. Pero Rafa, como casi todo el mundo de cara estos Juegos, ve un favorito claro: "Aparte de Ainslie, que es el favorito número uno, el resto del paquete es muy amplio. Habrá que ver quién tiene una mejor semana. La flota es muy parecida a la de Atenas, con un máximo favorito y el resto de competidores muy parejos luchando por las medallas", explica el linense, que insiste en que las sensaciones que tiene son muy similares a las de aquellos Juegos en aguas griegas, de donde se trajo la medalla de plata.

Sobre el campo de regatas de Weymouth se ha dicho de todo; y no todo bueno. Los regatistas rezan por que aparezca el viento, porque de lo contrario, las condiciones pueden ser nefastas. "El problema es que cuando hay viento hay mal tiempo. No se puede tener todo en la vida aquí. De todas maneras el sitio para la competición es el mejor de las cuatro Olimpiadas a las que he asistido. Pero es lo único que tiene, para hacer turismo fuera de la navegación no es el mejor sitio de Inglaterra, vamos a dejarlo así", comenta el linense.

Sobre la ceremonia de inauguración, las posibilidades de que Rafa Trujillo participe son escasas, al igual que muchos de sus compañeros en las competiciones de vela: "Me gustaría ir, pero tengo que mirar el parte meteorológico porque es una paliza muy grande. Weymouth está a 270 kilómetros de Londres y no llegaríamos de vuelta hasta las cuatro de la mañana, teniendo que competir un par de días después. Todo eso unido a que puede llover, porque aquí llueve un día sí y otro también. Después de todo lo que he sacrificado no quiero que se me estropee la preparación en un par de días, aunque me encantaría estar en la inauguración".

En cuanto a la polémica ropa que lucirán los deportistas españoles, el de La Linea ha sabido verle el lado bueno: "Me siento cómodo con la equipación. Está claro que no es lo más bonito, pero es la equipación española y me siento orgulloso de llevarla por representar a mi país, no por la belleza estética. Espero tener que llevarla puesta en algún momento, porque eso significa que el día 5 me tengo que poner el chándal de las medallas, así que me encantaría usarlo para eso. Me lo pondría hasta con una sonrisa".

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