Como temían los más pesimistas del lugar, la visita a los Pirineos terminó complicando el ascenso al primer equipo senior del Club Voleibol Puerto Real, que desperdició dos sets de ventaja en la cancha del Andorra, acabó perdiendo en el tie-break y, aunque conserva la primera posición de la Superliga Masculina-2, ahora tan sólo cuenta con una victoria más que sus perseguidores.

Al contrario que la semana anterior en tierras murcianas frente al Caravaca, cuando el desempate final inclinó la balanza a favor, los verdiblancos no pudieron esta vez mantener el temple en los momentos decisivos y cedieron ante el mayor empuje local cuando la situación se les puso especialmente cuesta arriba y también por la mala actuación arbitral.

Curiosamente, el arranque del duelo invitaba al optimismo. Dos mangas prometedoras, la segunda de ellas bastante más equilibrada, situaron al Puerto Real con una renta (0-2) que permitía soñar con un nuevo paso hacia el ascenso directo. Sin embargo, el exceso de confianza y la relajación dieron vida a los andorranos, que comenzaron a ejercer presión sobre los colegiados, a los que se les escapó la situación de las manos por no sacar alguna tarjeta.

En el tercer set los locales cogieron una ventaja importante y no tuvieron problemas para conservar la distancia, pero en el cuarto, con 13-19 en el electrónico, los visitantes levantaron el pie del acelerador incomprensiblemente. El Andorra aprovechó el regalo y devolvió las tablas al marcador con un golpe moral que, para colmo, pasó factura en el último set.

Y es que en el tie-break el equipo de casa se mostró intratable y, con el favor arbitral como aliado, certificó un triunfo laborioso.

Pese al revés, la jornada no fue del todo mala porque el Almoradí venció 3-1 al Caravaca y ello permite al cuadro de la Villa seguir líder con una victoria de ventaja sobre estos dos equipos. Eso sí, los alicantinos se convierten ahora en otro rival directísimo, máxime cuando la próxima semana deben visitar el Municipal de Puerto Real. Las espadas siguen en alto y el Puerto Real continúa dependiendo de sí mismo, que no es poco.