El futurista 'Cubo de Agua' de Pekín fue el justo escenario para una gesta sobrehumana que se concretó hoy en la última carrera del programa, el 4x100 estilos, en el que Estados Unidos se impuso con una nueva plusmarca mundial, 3:29,34 minutos. Fue la número 25 en nueve días de competición.

Phelps quebró así el récord de siete medallas de oro en unos mismos Juegos lograda por su compatriota Mark Spitz en la natación de Múnich 1972, y sumó además su decimocuarta presea olímpica.

El estadounidense es, por mucho, el deportista olímpico más exitoso de todos los tiempos, algo que ya había logrado el miércoles al adjudicarse su décima medalla en unos Juegos, después de las seis que logró en Atenas 2004.

Hoy se colgó del cuello la décimo cuarta, con lo que deja muy lejos los nueve oros conquistados por Spitz, la gimnasta soviética Larissa Latynina, el atleta estadounidense Carl Lewis y el atleta finlandés Paavo Nurmi.

"No tengo palabras", dijo Phelps. "Son todos los sueños hechos realidad. Ser capaz de cumplir todos los objetivos, la verdad, sienta bien".

Phelps fue el gran artífice de la victoria estadounidense en la carrera de hoy, en la que la segunda posición fue para el equipo de Australia con 3:30,04 y el bronce para Japón con 3:31,18.

Estados Unidos iba tercero cuando la gran estrella de los Juegos saltó al agua para realizar su posta, la de mariposa, en la que puso a su equipo en cabeza y dejó el camino expedito para el último 100 a Jason Lezak, al que pisaba los talones Eamon Sullivan.

Los estadounidenses estallaron en júbilo y se fundieron en un abrazo al lograr el triunfo y un nuevo récord, el séptimo de Phelps en ocho finales, mientras la grada de la piscina hervía ante la hazaña de la que era testigo.

Después de nueve días de enorme tensión, Phelps no pudo reprimir al fin las lágrimas en la ceremonia de entrega de medallas. "Me llevo grandes recuerdos, fotos, trajes de baño. Todo lo guardo. Pero lo mejor es el recuerdo que me llevo de formar parte del equipo de Estados Unidos", añadió.

Eran las 11:48 cuando Phelps recibió su octavo oro en Pekín. Aquello de lo que se había hablado durante los últimos cuatro años se había hecho realidad. El portento de Baltimore lo había logrado.

Unos minutos antes, el tunecino Oussama Mellouli frustró el gran reto del australiano Grant Hackett, ganar tres oros olímpicos consecutivos en los 1.500 metros de natación. Mellouli logró el oro con un tiempo de 14:40,84 minutos y relegó a Hackett a la segunda plaza con 14:41,53. La medalla de bronce fue para el canadiense Ryan Cochrane con un crono de 14:42,69.

Hackett, de 28 años, intentaba ganar en Pekín su tercer oro en la prueba de resistencia, después de los que consiguió en Sydney 2000 y Atenas 2004. Ningún hombre logró algo así. Hasta ahora, las únicas personas capaces de conseguirlo fueron la australiana Dawn Fraser y la húngara Krisztina Egerszeg.

El holandés Pieter van den Hoogenband, de 30 años, también lo intentó en los 100 libres, pero acabó quinto y anunció su retiro tras la final "ante la nueva generación".

"Noto que cada vez estoy más viejo", dijo por su parte Hackett. "Ya son muchos 1.500. No sé lo que vendrá ahora. Hay que esperar unas semanas y ver cómo me encuentro".

Antes de los Juegos Olímpicos, Mellouli fue suspendido durante 18 meses por doping y recién en mayo pudo volver a participar. "Esto me redime", dijo el tunecino.

En la primera de las cuatro finales del día en el 'Cubo de Agua', la alemana Steffen se impuso en los 50 metros libres por delante de la estadounidense Dara Torres, que a sus 41 años cerró así de manera brillante su quinta participación en unos Juegos.

La otra batalla entre Estados Unidos y Australia, justo antes de la última carrera de la jornada, se saldó con victoria oceánica, en la final de los 4x100 estilos femeninos. Por supuesto, con nuevo récord mundial.