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Pellegrino pasa de la nada a la historia

No pasó demasiado tiempo desde aquel 1 de diciembre de 2012, cuando el argentino Mauricio Pellegrino fue destituido como entrenador del Valencia. Ahora, poco más de cinco años después, completó su particular revancha al clasificar al modesto Alavés para la final de la Copa del Rey por primera vez en su historia.

"Esto es un regalo para la profesión", aseguró el espigado entrenador con cierta emoción, si es que se puede emplear esa palabra para un hombre tan hierático como es el argentino.

A Pellegrino le sonrió al fin la fortuna después de amargas experiencias anteriores, principalmente la vivida en Valencia. Allí fue jugador de jerarquía y el club le dio su primera oportunidad como entrenador profesional. Pero la aventura salió muy mal y fue despedido en pocos meses. Se marchó entre lágrimas y con cierta sensación de fracaso.

El entrenador argentino de 45 años tampoco tuvo demasiada suerte en su siguiente destino, Estudiantes de La Plata, y luego ganó en autoestima en Independiente. Pero se puede decir que su primer gran éxito acaba de llegar ahora, en el modesto Alavés.

Pellegrino necesitaba tomarse una revancha después de su amarga experiencia en Valencia, demostrar que valía para un banquillo de la Liga. Y la apuesta fue la más modesta: asumir las riendas de un recién ascendido con el único objetivo de lograr la permanencia, aunque fuera en la última jornada. Pero mejoró, y de largo, la expectativa más generosa.

El Alavés está completando una temporada extraordinaria. Con un presupuesto de 49 millones de euros, tiene al equipo en la duodécima posición de la Liga, con 14 puntos por encima de los puestos de descenso. Está virtualmente salvado. Y ahora llega el milagro de la Copa.

Mendizorroza se vistió el miércoles de fiesta para vivir una noche histórica. El Alavés es lo que se podría calificar como "un equipo de autor", un conjunto que lleva la firma de su entrenador, una forma de jugar reconocible que expone a la perfección varios aspectos: enorme fortaleza defensiva, orden, armonía entre líneas, solidaridad en el esfuerzo, estudio del rival y, sobre todo, voluntad de competir. Fue el Alavés el último equipo de su etapa como futbolista y ahora Pellegrino triunfa como entrenador.

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