Ahora que la fiabilidad alemana está un tanto en entredicho, quienes quieran buscar algo fiable que se asomen al Vicente Calderón. Allí trabajan como hormigas, sin descanso y sin hacer ruido, unos jugadores que atienden la palabra de su técnico como si del Mesías se tratara. Y van donde él ordena sin pensarlo. Todos a una.

Si meritoria como pocas gestas fue la Liga que conquistó el Atlético de Madrid hace dos temporadas, aguantando el pulso a los dos colosos y resistiendo el embate final en el Camp Nou, casi tan admirable es la capacidad que está mostrando Simeone para mantener la vigencia de su discurso en su vestuario. Que el personal no acabe hastiado, saturado, de tanto pregonar esa forma tan fanática de interpretar el juego. Todo lo contrario. Godín, el brazo alargado del Cholo sobre la hierba, es el mismo que hace dos años cabeceó ese balón a la red del Barcelona para cantar el alirón. El domingo volvió a marcar en Los Cármenes y allá que se fue el charrúa a la banda para dedicar su golito a Tiago, el compañero que permanecerá varado cuatro meses.

La grave lesión del portugués, hace algo más de una semana en la visita del Espanyol al Manzanares, ha sido la única mala noticia que ha sufrido el equipo colchonero en el último mes. Un mes casi redondo desde que el 8 de noviembre, la picardía de Griezmann evitó el tropiezo ante el Sporting (1-0). Después, le siguieron los triunfos contra el Betis (0-1), el Galatasaray (2-0), el Espanyol (1-0), el Reus (1-2) y el Granada (0-2), por ese orden, para reafirmar la evolución y el crecimiento del equipo, que no pierde un partido desde el 30 de septiembre: 1-2 contra el Benfica. En todo ese tramo de seis victorias sólo ha recibido un gol, el que le marcó el Reus a Moyá hace justo una semana. El esloveno Jan Oblak, el titular en la Liga y en la Liga de Campeones de esta temporada, ha encadenado 574 minutos sin recibir un gol, seis encuentros más el tramo final del 1-1 con el Dépor.

La solvencia defensiva vuelve a ser el punto de apoyo sobre el que gira y gira este prodigio de competitividad. De hecho, el Atlético es el equipo menos goleado de las cinco grandes ligas europeas, con seis tantos en contra en catorce jornadas. Este sábado, el Atlético superó al Bayern, derrotado por el renacido Mönchengladbach por 3-1.

Oblak no es Courtois, pero sí ha dejado patente que es un portero digno de tomarle el relevo. Y Giménez, que aprendió a la sombra de Miranda, ya ha dado el paso de madurez para actuar junto a Godín. La vuelta de Filipe al costado zurdo ha devuelto la pareja de laterales de hace dos años, con lo que pocas voces debe dar Simeone para que sus zagueros asimilen sus conceptos. Los tienen más que digeridos.

Un riesgo para el coriáceo sistema aparece con la baja de Tiago. El luso estaba rayando a un nivel óptimo, mejor que Gabi. De momento, Saúl Ñíguez lo sustituyó con garantías en Granada, pero ya vendrán empresas más exigentes.

Con respecto al Atleti de hace dos campañas falta Diego Costa, lo que es mucho. Pero Griezmann está dispuesto a hacerlo olvidar: suma siete goles, de ellos cinco en este mes que han supuesto seis puntos. El galo, como Torres o Carrasco, recibe públicas alabanzas de su entrenador por su trabajo defensivo. Es la clave de este escuadrón que recuerda al de hace dos años: como entonces, emboscado en el segundo puesto de la Liga entre el líder Barça y el Madrid, huyendo de los focos. Partido a partido.