El tenis español entró ayer en su peor crisis en años, con los ocho mejores jugadores del país y el capitán del equipo de Copa Davis enfrentados al presidente de la federación nacional, Pedro Muñoz, al que acusaron de dictador, caprichoso y manipulador.

"No es la primera vez, y no será la última, que tengamos desacuerdos con los jugadores", dijo ayer a un periodista norteamericano Muñoz, presidente de la Federación Española de Tenis (RFET), que se enteró en Madrid del misil que los jugadores le enviaron desde Roma.

"Ya me disculpé públicamente ante los jugadores ayer por no haber podido honrar todos nuestros acuerdos previos", añadió Muñoz, eje de una tormenta en la que se lo acusa de favorecer a Madrid como sede de la semifinal del 19 al 21 de septiembre ante Estados Unidos, pese a que los tenistas piden jugar al nivel del mar.

"Confío en mi trabajo, hice todo lo que pude para mejorar al tenis español", agregó el presidente, que poco después hizo emitir un comunicado en el que se llamaba a silencio "por el bien del tenis español".

Pero probablemente sea tarde para que Muñoz pueda hacer algo por el bien del tenis español. Los enfrentamientos entre Sergi Bruguera y Emilio Sánchez -actual capitán del equipo español de Copa Davis- complicaron el ambiente en los años 90, y la decisión de los capitanes de optar por Rafael Nadal -por entonces un adolescente de 16 años- en lugar de Juan Carlos Ferrero en la final de Sevilla 2004 fue un momento de extrema tensión.

Pero nada se compara con lo que vive ahora Muñoz, elegido hace tres años para dirigir el tenis y aislado y vapuleado hoy.

Los jugadores anunciaron que no participarán en "ningún acto público o promocional de la RFET, ni de sus patrocinadores, mientras el señor Muñoz sea presidente". ¿Puede Muñoz aceptar eso? ¿Puede aceptar que la carta esté firmada por su capitán, Emilio Sánchez, el hombre al que situó en el puesto ante la manifiesta oposición de más de un jugador?

El Consejo Superior de Deportes (CSD), máximo responsable del deporte español, aceptaría un pedido de mediación entre los jugadores y la federación.

Lo que hizo estallar la guerra entre los jugadores y Muñoz es la decisión acerca de la sede de la semifinal. Hay cuatro candidatas -Madrid, Benidorm, Tenerife y Gijón-, y la presión política y comercial es fuerte para que la capital española sea la elegida.

Los jugadores españoles, sin embargo, creen que los 550 metros de altitud a los que se ubica Madrid pueden favorecer el juego de ataque de tenistas como los hermanos Bryan, Andy Roddick o James Blake. Las otras tres candidatas están al nivel del mar.