Fútbol - Selección

Nuevo ejercicio de solvencia español a las puertas del momento de la verdad

  • La selección demuestra su jerarquía incluso en los amistosos y pone sus miras en los próximos partidos de clasificación para Brasil 2014 frente a Finlandia y Francia.

La selección española de fútbol hizo un nuevo ejercicio de solvencia en el partido disputado ante Uruguay en Doha, denominado por la organización batalla de los campeones, justo a las puertas del momento de la verdad en la fase previa del Mundial 2014, la visita a París. El campeón del mundo y de Europa mostró su jerarquía y pudo ante un equipo frente al cual nunca hay amistosos, un conjunto que se toma cada partido con el máximo rigor, y más en el escaparate que supone medirse a la Roja y también con las eliminatorias mundialistas en el horizonte próximo.

España se jugará buena parte de sus opciones de meterse en Brasil 2014 de manera directa, sin pasar por el peligroso peaje de la repesca, en los dos próximos encuentros, el 22 de marzo en El Molinón ante Finlandia, pero sobre todo el 26 en Saint Denis ante Francia, que sacó un valioso empate a uno en su visita al Vicente Calderón con un postrero tanto de Olivier Giroud. En Doha, la selección española cumplió con autoridad pese a momentos puntuales en los que pareció perder el control habitual de los partidos. Sin hombres fijos como el capitán, Iker Casillas, Xavi Hernández y Xabi Alonso, cerebros en la medular, el conjunto de Del Bosque no perdió su personalidad nada más que de forma esporádica y se llevó el triunfo con goles del siempre indescifrable Cesc Fábregas -con la colaboración del meta Fernando Muslera- y de un Pedro Rodríguez en estado de gracia.

El delantero canario lleva marcados nueve goles en los seis últimos partidos de la selección, con tres dobletes y un triplete (ante Bielorrusia en Minsk). Además, Carles Puyol regresó para ingresar en el club de los 100, David Villa tuvo sus minutos en busca de ganar más confianza y debutaron como internacionales absolutos con buena nota César Azpilicueta, Isco Alarcón y Mario Suárez. Aunque no todos pueden quedarse el que llega demuestra que detrás de los indiscutibles hay mimbres suficientes para mantener el tono y encontrar relevos de garantías. El malaguista recibió el testigo nada menos que de Andrés Iniesta. El barcelonista había protagonizado varias genialidades sobre el césped del estadio Khalifa y su alumno aventajado hizo lo propio en el tiempo que estuvo.

Uruguay no lo puso fácil por momentos. Cristian Cebolla Rodríguez igualó el partido. Pero el desgaste que supone frenar el juego combinativo de España acaba pasando factura.

La Roja en esta ocasión no se dejó ir en un amistoso de enjundia, como hizo en su día tras ganar el Mundial ante Argentina y Portugal, por ejemplo. Demostró afán competitivo, tanto o más que el correoso conjunto charrúa, calidad, variables y eficacia.

Ahora llega el momento de mirar a El Molinón. Finlandia sobre el papel es un rival menor, pero Del Bosque y sus pupilos saben que las confianzas son las peores compañeras de viaje. Acto seguido, traslado a la capital del Sena, al día D de esta fase clasificatoria que le puede prácticamente garantizar el pase directo a Brasil 2014 para defender su corona.

España no pierde partido alguno desde el 12 de noviembre de 2011, cuando cayó en Wembley ante Inglaterra con un gol de Frank Lampard (1-0), y su marcha es prácticamente inmaculada, pero la renacida Francia de Didier Deschamps supone un reto para la Roja.

España se la jugará en el escenario que inauguró el 28 de enero de 1998 con derrota por 1-0 con gol de Zinedine Zidane, pero en el que doce años después (3 de marzo de 2010) encandiló con un 0-2 y una exhibición que rubricaron David Villa y Sergio Ramos.

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