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Muerte y resurrección

  • Fe El Cádiz supera la primera 'final' ante el Albacete remontando un partido que perdía por 1-3 a falta de 15 minutos Esperanza Los pupilos de Espárrago están ahora a dos puntos de los puestos de salvación

En Cádiz se pasa del amor al odio, o del odio al amor, en un abrir y cerrar de ojos. Y el Carranza está en Cádiz. Los pupilos de Víctor Espárrago se llevaron ayer tantos insultos como piropos de sus aficionados, unos aficionados que acudieron al estadio impotentes por la marcha del equipo de su ciudad y que salieron del mismo la mar de desahogados tras no quedarse callados cuando las cosas empezaron a torcerse tras el descanso y con ánimos renovados una vez consumada la remontada. Arena y cal.

El Cádiz sacó adelante su primera final de la temporada ante el Albacete y lo hizo obrando un milagro parecido al que se dio en Huelva. Los milagros son una cuestión de fe y si el Recreativo se encontró en el Nuevo Colombino con tres puntos divinos, los amarillos dibujaron frente al equipo de Julián Rubio un punto de inflexión que invita a soñar con la salvación cuando el realismo se traducía en pesimismo, en un futuro muy negro.

El conjunto cadista salió al terreno de juego buscando un gol tempranero que frenara la ansiedad. Y mejor no pudieron comenzar las cosas. Tras perdonar Enrique a Cabrero y perdonar también Fernando Sales a Casilla, Toedtli se resarció del fallo del penalti en el Nuevo Colombino que le quitó el sueño a principios de la semana. El argentino, incansable, llevó a la red de cabeza un gran centro de Enrique desde la banda derecha. El extremeño se entendió a la perfección con Cristian y apuró la cal para colgar el balón al segundo palo. Toedtli, enrabietado, pudo con los dos centrales del Albacete y provocó un suspiro unísono en el campo y en la grada.

Los amarillos dominaban sin problemas, se las prometían felices, y de ahí al descanso incluso pudieron haber marcado algún gol más. Pero como las promesas no siempre se hacen realidad, y como ocurrió en Huelva, todo el trabajo bien hecho se tiró a la basura en un abrir y cerrar de ojos, pasando la grada del amor al odio, de la calma a la tempestad.

Diez minutos le bastaron al Albacete para dar la vuelta al marcador. La asignatura más pendiente de la temporada en las filas cadistas, la fragilidad defensiva, reabrió las puertas del partido al equipo manchego, que no dudó ni un momento en entrar de nuevo en él. Primero fue Fernando Sales, que esta vez no perdonó a Casilla tras deshacerse de Mansilla sin problema alguno rompiendo un fuera de juego más que dudoso, y poco más tarde Antonio Hidalgo, que mandaba desde el suelo a la red un balón suelto en el área chica tras un saque de esquina.

Las carencias del Cádiz se quedaban al desnudo y el tercer tanto de los manchegos se presentaba como un mazazo en la cabeza que hundía al conjunto de Espárrago en el pozo de Segunda División B. La sombra de Salva, que en nada se parece a lo que fue, habilitaba a Callejón, que miraba al frente crecido para encarar a Kiko Casilla y tirar de la lengua a todos los aficionados, que más que helados se quedaban calientes, muy calientes. Los más pacíficos sólo recordaban la frase de Espárrago en la rueda de prensa posterior al partido en Huelva: "Si no ganamos jugando bien...".

Los amarillos no eran un equipo. Y pocas individualidades había que resaltar. Sólo Enrique, siempre Enrique, se dejaba la vida en cada intento con aciertos y errores. Ramis seguía postulándose como un jugador interesante, pero tal vez incómodo en una banda y de nuevo excesivamente individualista. La muerte del submarino, con el centenario como horizonte, parecía un hecho.

Hasta que apareció el milagro. Como Pellegrini contra el Sevilla, Espárrago dejaba de pensar en el rival y se centraba en lo suyo, en la remontada. Ya daba igual que Abraham no brillara mientras tapara bien las subidas de Verza. Daba igual que el único jugador con destellos, Ramis, siguiera en el campo. Si con el 1-2 había que llegar con rapidez al área rival y eso provocaba la hora del debut de Milos Bogunovic -cuyas aptitudes hay que dejar al menos en cuarentena- ahora tocaba un doble cambio que apostara por el todo o la nada: López Silva y Diego Tristán sustituían a Ramis y Toedtli.

El milagro había empezado con la expulsión de Tarantino, que veía su segunda amarilla en el minuto 69 por una falta al borde del área. El Cádiz dejaba de castigarse el alma y reaccionaba de la manera más inesperada. Diego Tristán marcaba de cabeza tras un gran centro de Enrique y el propio Enrique culminaba una buena acción entre Abraham y López Silva, poniendo de nuevo las tablas en el marcador. El Cádiz había apostado por el todo o la nada y supo jugar con cabeza los últimos minutos para saldar con éxito la final y llevarse todo.

La remontada produce unos efectos muy valiosos. Trae tres necesarios puntos y deja tocado al equipo manchego, que incluso pierde el goal-average particular con los amarillos. La ilusión releva a la incertidumbre. Y sólo cabe preguntarse: ¿Hay otros tres equipos igual de malos que el Albacete?

El Cádiz está ahora a dos puntos de los puestos de salvación.

Árbitro: Jaime Latre (aragonés).

Tarjetas: Amarillas Por parte del Cádiz: Erice (23'), Raúl López (53'), Dani Fragoso (87') y Enrique (91'). Por parte del Albacete: Kike, Tarantino (63' y 69', por lo que fue expulsado), Verza (76'), Callejón (78') y Blanco (93').

Goles 1-0 (11') Toedtli. El argentino aprovecha un buen centro de Enrique para marcar de cabeza. 1-1 (46') Fernando Sales. Pase de Antonio Hidalgo a Fernando Sales, que bate a Casilla por el centro tras marcharse con facilidad de Mansilla en posible fuera de juego. 1-2 (54') Antonio Hidalgo. El catalán aprovecha un balón muerto en el área tras un corner. 1-3 (62') Callejón. Salva habilita en una contra a Callejón, que se interna por la izquierda y bate sin problemas a Casilla. 2-3 (75') Diego Tristán. Remate de cabeza del sevillano tras un gran centro de Enrique. 3-3 (83') Enrique. El extremeño culmina una gran jugada de Abraham y López Silva. 4-3 (87') Dani Fragoso. El catalán marca desde fuera del área con un tiro raso y pegado al palo.

Incidencias: 9.000 espectadores en Carranza.

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