Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Deportes

Messi, de adolescente a adulto en cuatro años

  • El astro de 27 años no es el mismo que el de 23, pero entre Mundial y Mundial, la versión 2014 funciona como los buenos vinos: maduró bien.

Argentina baila sobre el alambre en el Mundial, pero Lionel Messi es el equilibrista perfecto, el hombre  que maduró diez años en apenas cuatro e instaló a los albicelestes en  unos cuartos de final que sin él habrían sido una quimera. El llanto convulso de Messi en la fría noche de Ciudad del Cabo impresionó a todos en aquel vestuario en julio de 2010 que marcó la  eliminación ante Alemania con una derrota de 4-0 en el Mundial de Sudáfrica. 

Visto ahora con perspectiva, Argentina bien puede agradecerle a la  impiadosa Alemania por aquella goleada. De todo se aprende, y Brasil 2014 está demostrando que Messi es  otro en la selección. Si cuatro años atrás venía de una temporada  brillante en el fútbol europeo y se fue sin goles del Mundial, esta  vez llega tras meses discretos para lo que son sus estándares, pero  suma cuatro tantos y es la abrumadora explicación para que Argentina  juegue el sábado en Brasilia ante Bélgica. 

"El gol fue de Messi, no mío. Sólo él puede hacer algo así. Es el  mejor", dijo Ángel Di María el martes en Sao Paulo tras el angustioso 1-0 ante Suiza. Puede sonar a gentileza de su parte, pero es cierto que, sin  Messi, el volante del Real Madrid no habría estado en posición de  anotar. Que lo hiciera con jerarquía y frialdad es, eso sí, mérito  completo suyo. Y gracias a ese gol, Messi ahora sueña. 

"Puede ser el Mundial de la selección argentina por cómo está, por  cómo llega. Tuvimos la suerte de nuestro lado también. Soñamos esto y  creemos que el equipo da para más. Venimos por más y ojalá se dé", se  entusiasmó Messi. Un Messi que en Brasil está atento a todos los detalles. No en  vano tras el triunfo se abrazó con su seleccionador, Alejandro  Sabella, el mismo al que dos semanas atrás dejó en difícil posición  al reclamar públicamente un cambio de sistema. 

Los golpes del fútbol ya no lo derrumban como en Sudáfrica.  Aquella vez fue de mayor a menor y, después de que el arquero  nigeriano Vincent Enyeama lo frustrara con grandes atajadas, Messi se  fue desinflando partido a partido hasta despedirse de Sudáfrica sin  anotar ningún gol. En Brasil está recorriendo el camino contrario. Destrabó con un  gol un tenso duelo ante Bosnia en el debut en el Maracaná, salvó a la  Argentina en el último instante con un golazo ante Irán en Belo  Horizonte y anotó dos a Nigeria en Porto Alegre. Así se vengó de paso  de Enyeama por partida doble. 

"¡Es buenísimo!", se admiró el portero nigeriano en el entretiempo de aquel partido. "¡Y encima ustedes le dan tiros libres... Los  quiere lanzar todos!", añadió entre risas y resignación.  Enyeama se encontró en Brasil a un Messi que vivió mucho entre  Mundial y Mundial. El dato principal es que se convirtió en padre,  aunque otros episodios se sumaron para que el argentino madurara. 

Josep Guardiola dejó de ser su entrenador y debió adaptarse a  otros. Uno de ellos, Tito Vilanova, murió, una experiencia que marca  a cualquier persona. Además, Messi estuvo en el centro de la escena  por problemas con el fisco español, rendimientos desconcertantes y  enojos públicos inusuales en él.  "No sabe nada de fútbol", le echó en cara a un vicepresidente del  Barcelona. 

Que Messi sí sabe no lo duda nadie, y quizás por eso tenga la  llave para solucionar un par de problemas importantes que se  observaron en el agónico partido ante Suiza.  Uno es Gonzalo Higuaín, al que el 10 de la selección suele  querer como socio de cara al gol, pero que en Sao Paulo se mostró en  mala forma física, lento e incapaz de arrastrar marcas para liberarle  caminos a Messi. 

El otro se vio a los 20' del primer tiempo, con una jugada que  demostró que Messi mantiene intacta su habilidad en espacios  reducidos al sortear con habilidad y astucia la doble marca de Valon  Behrami y Granit Xhaka. La diferencia con el Messi de Sudáfrica 2010  es que el actual parece haber perdido algo de explosión, porque pese  a tener el camino libre, enseguida un tercer suizo le quitó la  pelota.  El Messi de 27 años no es el mismo que el de 23, pero entre Mundial y Mundial, la versión 2014 funciona como los buenos vinos:  maduró bien.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios