No son días fáciles para la selección argentina ni para su entrenador, Diego Maradona, quien con la clasificación al Mundial de Suráfrica 2010 en juego, problemas organizativos y lesiones que le cambian hora a hora el planteamiento táctico, avivó el fuego con sus amenazas de dejar el cargo tras las eliminatorias.

Cuando más tranquilidad necesitaba la selección albiceleste, Maradona sembró la incertidumbre. Argentina se medirá el sábado a Perú en Buenos Aires y el miércoles siguiente ante Uruguay con la necesidad de ganar para asegurarse un lugar en Suráfrica.

El diario deportivo Olé cuestiona que "después de repetir mil veces que él no renunciaba después de las derrotas con Brasil y Paraguay, ahora se le ocurrió salir a decir que verá qué hace después". "¿Era necesario y conveniente hacerlo en este momento, a tan pocos días de dos partidos determinantes? No, seguro que no", asevera.

Según una encuesta online del diario Clarín, el 47 por ciento de los votantes cree capaz a Maradona de cumplir con su amenaza de renunciar. Otro 53 por ciento, no.

El desgarro muscular con que llegó el lateral Zabaleta, que jugó el lunes con el Manchester City al igual que Carlos Tévez pese a que eran esperados en Buenos Aires, hizo explotar la situación. Una nueva lesión que se suma a las de Diego Milito y Coloccini.

"Después de la clasificación vamos a hablar todos, tengo todo en la computadora para hablar y para ver si sigo con mis condiciones, si no, hablaré con Julio (Grondona, máximo referente del fútbol argentino) de muy buena manera", dijo Maradona tras entrenar en la localidad bonaerense de Ezeiza.

"Se nos escapó otra vez la tortuga. Alguien tiene que viajar, pedirlos y traerlos (a Zabaleta y Tévez), nosotros tenemos dos partidos terribles y el Manchester City tiene cien puntos para jugar. Me duele muchísimo, pero hay que convivir con esto", lamentó un Maradona visiblemente más flaco tras un periodo de tiempo en un spa italiano.

En el trasfondo del problema está la cada vez más conflictiva relación que mantiene el Diez con su secretario técnico, Carlos Bilardo, quien en su momento fue contratado como un seguro para el astro, que venía con muy poca experiencia en la dirección técnica futbolística.

La realidad le muestra a Diego que su designación como técnico no sólo fue "tocar el cielo con las manos" y hacer realidad su "sueño máximo", sino también confrontar con intereses y fuertes presiones cuando los resultados no acompañan. "Era el tipo más feliz del mundo, pero después vinieron cosas que no me gustaron y ahora cuando pase todo esto las diré", confesó.

Uno de los principales referentes de la actual selección, Juan Sebastián Verón, estimó que Maradona "por ahí no se siente tranquilo, por ahí querrá imponer sus condiciones para seguir".

"Desde que nació lo conocemos, no se calla y lo que siente lo dice", aseguró el medio centro.