ESPAÑA

Un Lopetegui... pero fiel

  • Encontrar un sustituto para Fernando Hierro es la tarea urgente para Rubiales, obsesionado con el perfil del vasco, que traicionó a la RFEF

  • Quique Flores, Míchel y Luis Enrique, candidatos

El presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, durante la rueda de prensa que convocó para anunciar la destitución de Julen Lopetegui como seleccionador.

El presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, durante la rueda de prensa que convocó para anunciar la destitución de Julen Lopetegui como seleccionador. / Javier Etxezarreta / efe

Acabado el camino de España en el Mundial con un fracaso estrepitoso y con la sensación de oportunidad perdida por errores propios a todos los niveles, no hay nada más urgente ahora para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que encontrar un nuevo seleccionador. O, más concretamente, "otro Lopetegui", aunque con un mayor grado de fidelidad.

España abandonó Rusia con caras que llegaban hasta el suelo. También la de Luis Rubiales, el nuevo presidente de la Federación, quien tiene que leer cada vez más críticas hacia él sobre su responsabilidad en lo ocurrido. Y más concretamente sobre el despido del seleccionador a dos días del debut en el Mundial.

Pero Rubiales insiste una y otra vez: "Hay que mirar al futuro". Quiere olvidar, y que los demás olviden, cuanto antes. Y lo inmediato es elegir seleccionador. Le conviene presentar lo más pronto posible la figura de un entrenador y comenzar a hablar de las cosas clásicas: nueva etapa, nuevos retos y nuevas ilusiones.

En realidad, necesita otro Lopetegui, un técnico que haga lo que hizo aquél: recuperar la autoestima en un tiempo récord, reactivar el espíritu ganador, mostrar métodos modernos, lograr la implicación de los futbolistas y completar una revolución pendiente que incluya decisiones con jugadores veteranos y útil integración de los más jóvenes.

Eso sí, Rubiales deberá hacer acopio de pruebas para encontrar la fidelidad que no obtuvo de Lopetegui, quien negoció a espaldas de la Federación su fichaje por el Real Madrid antes de comenzar el Mundial.

Sería una sorpresa que el nombre del nuevo seleccionador estuviera fuera de la terna compuesta por Quique Sánchez Flores, Míchel y Luis Enrique. Todos cumplen con tres requisitos previos: pertenecen a una generación contemporánea, no tienen contrato en vigor y son españoles.

El favorito de la prensa es Quique, pero Rubiales deberá meditar varios aspectos en contra. Por ejemplo, que entrenó a nueve equipos diferentes en sus 14 años de carrera como entrenador. No es el mejor ejemplo de fidelidad, si bien un cargo como el de seleccionador es diferente. Hace falta que también le apetezca renunciar al trabajo del día a día para ponerse al servicio de un equipo nacional que no compite con regularidad.

Por su parte, Míchel es permanente opción para todos los equipos y clubes del mundo. Siempre suena su nombre cuando hay un banquillo libre. Y ahora es el de la selección. En su contra juega que no consiguió ganar nada relevante durante su etapa como técnico.

La tercera opción que tiene Rubiales es la de Luis Enrique, pero también es la más improbable. Primero, porque debería rebajarse a más de la mitad su caché. Segundo, porque de desconoce si todavía quiere sentir la adrenalina de entrenar cada día. Y tercero, porque su relación con la prensa es peor que mala. Y son tiempos en los que la pacificación es necesaria.

Por otra parte, la opción de Fernando Hierro, el seleccionador que sustituyó interinamente a Lopetegui en el Mundial, ni se contempla por mucho que el andaluz ansíe seguir. Se le agradecen los servicios prestados y por eso se le ofrecerá volver a su puesto de enlace entre futbolistas y directivos, algo a lo que Hierro probablemente renuncie.

La idea de Rubiales es avanzar en los próximos días con conversaciones con todos sus candidatos a seleccionador hasta ver quién le convence más. Por personalidad, proyecto, idea futbolística y grado de compromiso. También estará el precio que quiera pagar.

El presidente piensa celebrar una junta directiva el día 23 y presentar allí el nombre del seleccionador. Si es que no lo filtra antes.

Piqué se mostró serio a su llegada a Barcelona. Apenas se acercó a algunos aficionados para firmar autógrafos y se apresuró en coger un taxi. No dijo ni una palabra, y menos sobre si dará marcha atrás en su decisión de dejar la selección, como prometió.

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