El fútbol español volvió ayer al trabajo para afrontar una segunda parte de una Liga que encuentra a un Barcelona encaminado hacia el título y a un Real Madrid con la obligación de cambiar su imagen y mejorar su rendimiento.

El conjunto azulgrana no quiere aflojar su imponente ritmo en el campeonato: le sacó nueve puntos de diferencia al segundo, el Atlético, y nada menos que 16 a su máximo rival, el Madrid. La vuelta de Vilanova al trabajo en la ciudad deportiva fue la mejor noticia que la plantilla azulgrana recibió al regreso de vacaciones.

La misión del Barça para las próximas semanas es nada menos que mantener el nivel y la efectividad expuesta durante las primeras 17 jornadas. Apenas dejó escapar dos puntos de 51 y su diferencia futbolística con el resto fue tal, que llevó a Simeone a decir que la Liga era aburrida. Mientras, el panorama del Madrid es mucho más complejo: deberá recuperar su fútbol, recomponerse en la tabla y encontrar la paz en el fuero interno. De hecho, en apenas dos días, Casillas zanjó cualquier tipo de conflicto con el entrenador, y Cristiano Ronaldo afirmó que su renovación ya no era importante y que había que enfocarse en los objetivos colectivos. La única buena noticia desde la enfermería es la del retorno de Higuaín, quien dejó atrás sus problemas musculares y podrá volver a pelearle el puesto a Benzema.

El Atlético volvió a la actividad con la incógnita de la renovación de su entrenador, Diego Simeone, cuyo contrato vence el 30 de junio, y con la confirmación del propio técnico de que Arda Turan permanecerá en la plantilla hasta final de temporada. El objetivo de los rojiblancos es permanecer entre Barça y Madrid.

En tanto, otros equipos estrenan jugadores y entrenadores, como es el caso del Deportivo, que intentará salvarse de la mano del portugués Domingos Paciencia.