El Xerez ha tardado sólo una semana en recuperar el liderato y es lo mejor que le podía pasar. Cuando los fantasmas del pasado comenzaban a revolotear no sólo por Chapín sino también por parte de la afición, el equipo se ha levantado y ha vuelto a dar un golpe de efecto y de mando a la Liga, aunque al final le costara mucho más de lo deseado darlo tal y como se había desarrollado el encuentro.
Los azulinos, gracias al orden, a la disciplina, al no cometer errores de bulto y al acierto ante el marco rival -esta vez Carini también les echó un cable de los que no se pueden desaprovechar en situaciones extremas- se volvieron para Jerez con tres puntos logrados con suspense.
Tras dominar en el marcador de forma tan justa como cómoda, en los últimos mimutos Gallardo cambió el rumbo del encuentro y estuvo a punto de amargar el viaje de vuelta al Xerez. El ex sevillista le hizo un traje a Redondo por la banda, marcó ungol y elevó la moral de unos compañeros hundidos y prácticamente resignados a su suerte. De todos modos, el cuadro de Esteban estuvo ayer más solvente que en otros encuentros atrás.
Pero antes de todo el sufriento y antes de saborear nuevamente el liderato hubo tiempo para muchas cosas. El partido se abrió pronto. A los once minutos, Martí Crespí, muy suelto dentro del área, remató de cabeza una falta muy bien lanzada por Abel.
El gol sirvió a los azulinos para ganar confianza y comenzar a mandar sobre el terreno de juego. La puntilla llegó en una acción calcada a la del primer gol. Abel colgó otra falta y esta vez fue entre los pimentoneros Campos y Carini los que marcarían el 0-2.
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