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Eurocopa de leyenda (7)

1972: Kubala pierde su primera guerra

  • Estreno fallido. Las esperanzas que había creado la llegada del que fue mito del Barça se desvanecieron en el doble enfrentamiento con la URSS.

LA llegada de Ladislao Kubala al banquillo supuso un soplo de aire fresco para una selección española que ni siquiera había logrado clasificarse para el Mundial de México. El equipo del doctor Eduardo Toba no sólo se había quedado fuera del Campeonato del Mundo, sino que lo hizo cuando aún tenía por delante tres partidos de la fase de grupos. Dos empates con Yugoslavia y Bélgica y una derrota ante los propios belgas en el estadio Sclessin de Lieja acabaron con sus posibilidades y con Toba, que sólo dirigió en cuatro encuentros a España.

Ya sin nada en juego, el doctor Toba fue relevado de forma interina por un triunvirato -Muñoz, Molowny y Artigas, entrenadores de Real Madrid, Las Palmas y Barcelona, los tres primeros de la Liga- en cuyo corto periplo, otros cuatro encuentros, figura uno de los grandes ridículos de la selección, un 2-0 ignominioso ante los amateurs finlandeses, una selección que todavía hoy no ha sido capaz de meterse en ninguna fase final de un gran campeonato. El Finlandia-España casi inauguró la galería de los horrores de la selección a nivel oficial, a la que luego se incorporaron las derrotas en Islandia (1991), Chipre (1998) e Irlanda del Norte (2006), el nigeriazo de Francia 98 o, más recientemente, el 5-1 ante Holanda del último Mundial.

En esta tesitura llegó Kubala, que empezó como un tiro. Primero, una cierta revancha con un 6-0 a Finlandia, a la que, a decir verdad, tras su triunfo en Helsinki la cosa le daba bastante igual. El encuentro, en el que Gento se despidió de la selección, se jugó a la sombra del Peñón de Gibraltar, una especie de reivindicación que se producía meses después de que España cerrara la Verja. Después, dos amistosos de lujo con victoria 2-0 ante Alemania Federal y empate a dos ante Italia, que meses después serían semifinalista y finalista del Mundial.

Kubala fue ahormando un equipo que incluía a un puñado de clásicos (Iríbar, Gallego, Pirri, Amancio, Claramunt, incluso Luis Aragonés) y a gente novata como los sportinguistas Quini y Churruca, el madridista Benito, el sevillista Lora o el bético y luego valencianista Quino, entre muchos otros.

Con ellos, y con optimismo merced a los últimos resultados, afrontaba España la fase de clasificación, en la que junto a la Irlanda del Norte de George Best y Chipre aguardaba la siempre inquietante URSS, fija en los grandes torneos en la última década. Y la cosa empezó de forma inmejorable, con un rotundo triunfo sobre los irlandeses (3-0) en el Sánchez Pizjuán que abrió un gran gol de Rexach casi desde el centro del campo. Después llegó una lógica victoria en Chipre (0-2), así que la clasificación iba a dilucidarse en el doble enfrentamiento con los soviéticos fijado para octubre y noviembre del 71.

Y ahí ocurrió lo que durante un largo tiempo, hasta el Mundial 78, se convirtió en una constante y definió el periplo de Kubala como seleccionador, esos once años que aún hoy constituyen un récord en el banquillo de la selección. Kubala ganaba batallas y perdía las guerras, y esa primera guerra, contra la Unión Soviética, acabó mal para España, derrotada por 2-1 en el Lenin moscovita e incapaz de superar a los rusos en el Sánchez Pizjuán. Fue un 0-0 que, más que nada por la sensación de impotencia, pasaría a formar parte de las grandes frustraciones del fútbol español (con el bambino del 54, Katalinski, el no gol de Cardeñosa, los penaltis de Eloy y Raúl, el codazo de Tassotti y el egipcio Al Ghandur) y convirtió al portero ruso Yevgeniy Rudakov en una de sus bestias negras.

La Unión Soviética salió de Nervión aventajando en tres puntos a España, y le bastaba un triunfo en casa de la débil Chipre, como así ocurrió, para dejar apeada a la selección del camino que conducía a la Eurocopa belga. Kubala perdía su primera guerra.

El personaje: Enrique Lora, la 'concesión' que se convirtió en indiscutible

Entre los 28 jugadores que Kubala utilizó en los encuentros oficiales, tan sólo uno disputó los seis partidos de la clasificación, saliendo del banquillo los tres primeros y a partir del choque con la URSS, en el Sánchez Pizjuán, como titular. Fue el sevillista Enrique Lora (La Puebla del Río, Sevilla, 1945), al que Laszi había hecho debutar en Sevilla en un amistoso ante Alemania en el Sánchez Pizjuán, lo que le valió un aluvión de críticas al seleccionador, ya que se consideraba que Lora jugaba porque el partido se disputaba en el estadio sevillista, una especie de concesión de Kubala. Cierto es que el hispano húngaro era propenso a darle una alegría a las aficiones que iban recibiendo a España convocando a algún jugador local, pero Lora despejó las dudas con un gran marcaje a Gunter Netzer en un buen triunfo español (2-0). Luego, el técnico siguió confiando en el de La Puebla hasta que en un infausto partido ante Yugoslavia en Las Palmas (2-2), que acabó siendo determinante en la ausencia de España en el Mundial 74, lo quitó del campo para sacar a Ufarte apenas 24 minutos después de que el sevillista, en el descanso, hubiera sustituido a Sol. Kubala señaló en cierto modo a Lora, que, tras jugar 14 partidos, nunca más volvió a contar.

El partido: España-URSS (0-0)- El meta Rudakov fue un muro para la selección 

España: Reina; Sol, Gallego, Tonono, Antón (Marcial, 76'); Lora, Claramunt; Amancio, Quino, Quini y Churruca. Unión Soviética: Rudakov; Dzodzuashvili, Shesterniev, Khurtsilava, Istomin; Kolotov, Muntian, Dolmatov, Istoian (Shevchenko, 61'); Fedotov (Kiselev, 80') y Byshovetz. Árbitro: Norman Burtenshaw (inglés). Amonestó a Gallego. Incidencias: Más de 40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán en partido del Grupo 4 de la fase de clasificación para la Eurocopa disputado el 27 de octubre de 1971.

La URSS llegó a Sevilla con tres puntos de ventaja sobre España, pero con un partido más, con lo que la selección estaba en disposición de depender de sí misma. Para ello debía derrotar a la selección de Valentin Nikolayev, lo que le permitiría clasificarse si luego vencía a Chipre, en Granada, y en Irlanda del Norte. Pero no hubo manera. España se estrelló una y otra vez contra la defensa soviética, y en particular contra el meta Rudakov, a pesar de que salió con cuatro delanteros y acabó con sólo tres defensas. El acoso no dio frutos y los rusos salieron de Nervión con el pase casi en la mano. 

Jugadores de España

36 partidos: Lora (Sevilla). 

35 partidos: Gallego (Barcelona), Tonono (Las Palmas) y Sol (Valencia). 

34 partidos: Iríbar (Athletic de Bilbao), Amancio (Real Madrid), Quini (Sporting de Gijón) y Claramunt (Valencia). 

33 partidos: Rexach (Barcelona), Quino (Betis-Valencia), Benito y Pirri (Real Madrid), Churruca (Sporting de Gijón), Antón (Valencia) y Violeta (Zaragoza). 

32 partidos: Rojo y Uriarte (Athletic de Bilbao), Reina (Barcelona), Costas (Celta-Barcelona), Aguilar (Real Madrid) e Hita (Sevilla).  

31 partido: Arieta II (Athletic de Bilbao), Luis Aragonés (Atlético de Madrid), Marcial y Rifé (Barcelona), Manolete (Deportivo de La Coruña), Migueli (Málaga) y Gaztelu (Real Sociedad).

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