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Fútbol l Liga BBVA

Keita desbloquea al Barça

  • Un gol del medio africano otorga el triunfo a un conjunto azulgrana falto de ideas

barcelona: Valdés, Alves, Piqué, Gabi Milito, Maxwell (Abidal, 75'), Xavi, Mascherano, Keita, Pedro (Iniesta, 86'), Messi y Bojan (Villa, 65'). ZARAGOZA: Doblas, Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro, Obradovic, Pinter (Edmilson, 55'), N'Daw, Ander Herrera (Jorge López, 71'), Bertolo (Uche, 50') y Sinama Pongolle. Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (cántabro). Amonestó a Gabi Milito y Lanzaro. Gol: 1-0 (43') Keita. Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo séptima jornada de la Liga BBVA disputado en el Camp Nou, que contó en las gradas con la presencia de alrededor de 80.000 espectadores.

Un gol del malí Seydou Keita a dos minutos del final de la primera parte dio el triunfo al Barcelona contra el Zaragoza en un encuentro de claro dominio del equipo azulgrana, que acusó sus numerosas ausencias y careció del aplomo de otras ocasiones.

Javier Aguirre, técnico del Zaragoza, llevó a su equipo a Barcelona también disminuido por las bajas y con una idea clara: no salir goleado. Para ello, estableció un dibujo de cinco defensas para proteger a Doblas (Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro y Obradovic) y juntó esta línea con la del centro del campo para cerrar espacios.

El Barça pareció desconcertado durante los primeros minutos, pero supo que el partido se iba a jugar casi enteramente cerca del área del rival. Y así fue, excepto en un error de Keita, que habilitó a Nico Bertolo, quien vio el gol cerca hasta que Piqué se cruzó en la trayectoria del balón. Al margen de esta acción, el cuadro de Guardiola empujó y dominó y el Zaragoza se sacó el peligro de encima como podía e intentaba armar algún contragolpe lanzando balones en largo a Sinama Pongolle.

El Barcelona empezó el asedio desde el primer minuto y ante la imposibilidad de trenzar jugadas para habilitar a los rematadores, optó por una variante no muy explotada por los barcelonistas: el disparo de mediana distancia, en el que Doblas se mostró muy seguro.

A partir del cuarto de hora, el acoso del Barça, improductivo, ya que ni Doblas sufrió ni la defensa zaragocista se veía apurada, se tradujo en una sucesión de disparos desde fuera del área para sorprender a un seguro Toni Doblas, que estuvo acertado en lanzamientos de Pedro, en el minuto 18, Xavi, en el 20, y Bojan, en el 25. Un minuto después, Messi se encontró con un lanzamiento claro, pero dos zaragocistas se lanzaron para interceptar el balón.

El meta del conjunto aragonés volvió a responder con acierto a otro disparo de Messi y desvió el balón con el brazo derecho. Mascherano, en el 37, también lo intentó desde lejos con el mismo resultado, hasta que a falta de dos minutos para el final de la primera parte, el arrojo azulgrana tuvo su premio cuando una internada a trompicones de Messi por la banda acabó con un centro y el balón suelto, hasta que Keita lo envió al fondo de las mallas. Precisamente a Keita, que ya lleva marcados cinco goles al Zaragoza, le fue anulado por fuera de juego inexistente un tanto de cabeza en el minuto 28.

En la segunda parte, Aguirre movió piezas y cuando se llevaban disputados cinco minutos entró Uche por Bertolo, quien en la jugada anterior se había librado del marcaje de Piqué y dispuso de una gran ocasión de gol, pero cruzó excesivamente el balón. Igual que en el primer tiempo, parecía que el Zaragoza quemaba en una acción toda su inspiración, pero aún le iban a quedar más cartuchos. A los dos minutos, el Barça volvió a la carga y un cabezazo de Piqué acabó con un rechace de Doblas en la línea de gol.

Sinama ganó por velocidad a un despistado Piqué pasado el primer cuarto de hora de la segunda parte pero, solo ante Valdés, el meta azulgrana le sacó el balón para evitar el gol del empate. El Barça tuvo también una respuesta inmediata con un disparo a la media vuelta de Bojan que Doblas, una vez más, resolvió.

El Barcelona vio que el Zaragoza tenía el pulso muy bajo y solo aspiraba a no ver perforada su meta en más ocasiones, lo que le llevó a neutralizar el encuentro y a mantener el balón en el centro del campo, intentado alguna incursión, pero sin quemar las naves.

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