Seis meses después del terremoto y el tsunami que sacudieron Japón, el país se levanta con ayuda del deporte. Varios eventos mundiales buscan estos días devolver la sonrisa a los aficionados al deporte del país del sol naciente. El Gran Premio de motociclismo en Motegi, el torneo de Tokio de tenis, con Rafael Nadal y el Gran Premio de Fórmula 1 en Suzuka de este domingo, a los que hay que sumar el Mundial de gimnasia ofrecen a los japoneses una pequeña huida de la dura vida cotidiana.

El pasado junio Valentino Rossi aseguró que no quería "en absoluto correr allí". Pero en contra de la mayoría de los pilotos, la Federación Internacional, y ante todo los constructores japoneses, insistieron en que se celebrase el domingo la carrera en Motegi, a sólo 150 kilómetros de la ruina atómica de Fukushima.

Lo mismo se ha propuesto la Fórmula 1. A los seis meses de los terribles acontecimientos del l1 de marzo, el casi campeón mundial Sebastian Vettel y sus colegas rendirán su tributo al país. "La comunidad en pleno de la Fórmula 1 está decidida a ofrecer a los entusiastas aficionados una carrera emocionante", subrayó el jefe deportivo de Mercedes, Norbert Haug.

Los japoneses arden de impaciencia. Desde hace ya mucho tiempo se agotaron las entradas para el Gran Premio del domingo en Suzuka. "Me siento muy orgulloso de que el Mundial lleve esta fin de semana a Japón al escenario del deporte mundial", manifestó Jenson Button. Para el campeón de 2009, el país es ya desde hace tiempo su segunda patria. Su novia, Jessica Michibata, es medio japonesa. "Mientras el país sigue reconstruyéndose, me doy cuenta de que el deporte puede desempeñar un papel importante, inyectar más confianza y devolver la normalidad a las comunidades destrozadas por el terremoto y el tsunami", afirmó.

"En la misma línea se expresó el piloto japonés Kamui Kobayashi: "Naturalmente el camino de la reconstrucción queda aún lejos, pero los progresos son notables y estos acontecimientos deportivos ayudan mucho", aseguró.