Problemas para recoger el legado del ciclo más exitoso del club, inesperados asuntos extrafutbolísticos y dificultad para conectar con una plantilla ya desbordada de éxitos llevaron a Gerardo Martino a caminar por el alambre entre la frustración y la impotencia en los que posiblemente son sus últimos días como entrenador del Barcelona.

"Las segundas oportunidades se reclaman cuando es lógico hacerlo y hay veces que uno cree que no merece tenerla. Uno siente que quizás no haya dado la talla. Ya veré lo que tengo en mi cabeza", dijo el argentino inmediatamente después del 2-2 ante el Getafe, resultado mitigado sólo por los tropiezos de Atlético y Real Madrid ayer.

El argentino es el centro de la crítica y en Barcelona se da por hecho que no seguirá la próxima temporada pese a tener contrato. Martino aterrizó con la pretemporada ya comenzada y para sustituir a un Tito Vilanova que dejó el club por un cáncer del que moriría hace apenas diez días.

El sudamericano tuvo la difícil tarea de recoger el legado de Pep Guardiola y Vilanova. Uno dio forma al mejor Barcelona de la historia durante cuatro años y el otro, su ex ayudante, consiguió el título con un récord histórico de puntos.

El apodado Tata, que era un desconocido para el fútbol español hasta que asumió el cargo, llegaba al club azulgrana para tratar de rescatar la esencia del equipo campeón de todo y aportar su "toque sudamericano".

Sin embargo, el experimento le salió fallido al Barcelona y a Martino. Su apuesta a los pases largos desde la defensa, al aprovechamiento de una segunda jugada y la falta de recursos para abrir defensas muy cerradas hicieron que el Barcelona fuera de mejor a peor.

El resultado fue fatídico: derrota en la Copa ante el Madrid, eliminación en los cuartos de final de la Liga de Campeones en manos del Atlético, y demasiados titubeos en la lucha por la Liga, en la que sigue sin depender de él.

"Martino siempre se ha mostrado como una extraordinaria persona, llena de honestidad, pero no ha liderado el vestuario como era necesario y hace tiempo que ha dado la sensación de haber sido superado por las circunstancias", analizó ayer Mundo Deportivo.

El Tata se vio desbordado en varios tramos de la temporada. De hecho, a las dificultades de gestión estrictamente deportivas se le sumaron condimentos extra que terminaron de atentar contra la estabilidad del ciclo.

Desde el inicio de temporada hasta el empate contra el Getafe, Martino tuvo que lidiar con la condena a Lionel Messi por fraude con Hacienda, con la renuncia del entonces presidente Sandro Rosell agobiado por el fichaje de Neymar, con la sanción de la FIFA al Barcelona por supuestas irregularidades en las contrataciones de menores, con los vómitos de Messi y hasta con la muerte de Vilanova.

Martino, sin experiencia previa en el fútbol europeo, pareció no disfrutar demasiado su primer año en el club y la ausencia de grandes logros complicaron aún más su estabilidad en el banquillo.

El propio técnico argentino no se animó a hablar de una continuidad, mientras que los dos medios deportivos de Barcelona, Sport y Mundo Deportivo, prácticamente dan por hecho la salida de Martino en junio y ya debaten sobre el posible regreso de Luis Enrique.

Al Barcelona le quedan dos jornadas para evitar su peor temporada en el último lustro. El club azulgrana tendrá ahora tiempo para decidir si Martino está capacitado para reconducir el barco hacia el rumbo necesario.